Festividad. Bety junto con su hija Ana Mayela celebrarán con su abuela y en familia el Día de las Madres. (Jorge Téllez)
Ana Berta Veyna Herrera es una joven empresaria y mamá de dos niñas de 9 y 4 años edad. Bety como le dicen sus amigos, se dedica como otra mamá a realizar los quehaceres del hogar, a preparar a sus niñas para ir a la escuela y atender a su esposo Apolonio, así como también trabajar en la Clínica de Masajes Guíame que recién abrieron junto con otros compañeros.
La historia de Bety se parece a muchas otras madres de familia laguneras que trabajan dentro y fuera del hogar y que celebrarán hoy su Día. Ella tiene la gran fortuna de celebrar el Día de las Madres junto con su mamá de 83 años y con sus hijas Milagros y Ana Mayela.
Bety se siente muy feliz de estar trabajando en su negocio propio y en atender su hogar a pesar de su discapacidad. Ella tiene actualmente una ceguera total en su ojo izquierdo y parcial en su ojo derecho.
DESCONOCÍA TENER DIABETES
Bety comentó que ella era estilista y se dedicaba con gusto a este oficio, sin embargo, comenzó a notar que la visión le fallaba porque trasquilaba a algunos clientes sin querer. Al acudir con el doctor para que la examinara le informaron que ella tenía diabetes, lo cual desconocía y por ello no tuvo un tratamiento en tiempo para evitar que perdiera la vista en su ojo izquierdo pese a las cirugías realizadas.
Los problemas iniciaron hace seis años, por lo que Bety tuvo una fuerte depresión por no poder ver al 100 por ciento y no realizar sus tareas diarias como antaño.
Confesó con una voz quebrada que durante esa época tuvo muchos pensamientos negativos sobre su futuro, sobre su vida ahora que tenía una ceguera parcial, por lo que la idea de morir rondaba mucho en la mente de Bety.
Diariamente se sentaba cerca de la puerta de la calle de su casa, viendo a la calle llorando por la realidad que estaba viviendo, hasta que un día su hija Milagros le dijo que "ya no llores, todo va a pasar y todo va a salir bien".
Bety confesó que eso la reanimó tanto que le dijo a su hija "tienes toda la razón todo va a salir bien". En ese momento, decidió acudir al psicólogo, pero sobre todo se acercó más a Dios. "Acercarme a Dios me ha ayudado a salir adelante".
El cambio de actitud y las ganas de salir adelante con su familia le trajeron un gran regalo: Ana Mayela, quien tiene 4 años y su nacimiento fue para Bety un gran regalo de la vida y de Dios. "La llegada de Ana fue inesperada para mí por mi situación".
Por ello Bety afirma hoy más que nunca que "tengo que salir adelante por mis niñas. Ellas me hacen vivir".
HACE DE TODO
Bety confiesa que ha sido difícil hacer las tareas del hogar, sin embargo, ha logrado salir adelante y hacerlas con la ayuda de su esposo y mamá.
"Es difícil, pero puedo valerme por mí misma para bañarlas, mandarlas a la escuela y hacer los quehaceres del hogar".
Para ella lo más complicado de este proceso ha sido el aceptarse con esta discapacidad que el hacer las labores del hogar. Dijo que todo cambió para bien cuando llegó al Centro Guíame hace un año. Confesó que aún no se acepta en un 100 por ciento por su discapacidad, pero está en el proceso de hacerlo.
Para Bety es muy importante su familia, pero también el trabajar, ya que es importante para ella no quedarse en la casa llorando por su ceguera sino salir a trabajar, organizarse para tener tiempo para atender sus niñas, esposo y acudir a la Clínica de Masajes Guíame.
Bety planea celebrar hoy el Día de la Madre en casa de su mamá junto con sus hermanos e hijas. Irán al panteón temprano con sus hermanas y se organizarán para hacer el mole, el arroz y ricos postres para celebrar a las mamás de su familia.
Dijo que el mejor regalo para ella es estar con su mamá y con sus hijas, tener salud y no perder la visión que tiene actualmente. Bety tiene la esperanza de mejorar su visión con una cirugía que está programada para el 31 de mayo, por lo que confía en que todo saldrá bien.
