Botox: lo que sí y lo que no
¿Quién no ha escuchado mencionar la palabra Botox? Hoy en día, podemos asegurar que cualquiera sabe que se trata de ‘algo’ relacionado con la ‘desaparición’ de las arrugas. Lo que es más, a una década de su lanzamiento, sus ventajas y desventajas ya no son especulaciones sino hechos comprobados desde la primera fila.
Han pasado ya 10 años desde que el Botox circula libremente por nuestro mundo, y está al alcance de cualquiera dispuesto a desembolsar por su aplicación.
Pero si bien pudiera parecer mucho tiempo, incontables personas todavía desconocen en qué consiste verdaderamente esta alternativa para la apariencia, cuáles de las afirmaciones que se hacen sobre él son realidades y cuáles mitos, y lo más importante: qué es indispensable saber antes de recurrir a esta opción.
ASÍ ACTÚA, AQUÍ ACTÚA
Cuando un músculo cutáneo está muy marcado por las gesticulaciones se refleja en la piel, proyectándose en forma de arrugas. Al inyectar el Botox el músculo se paraliza y así las marcas en cuestión no se hacen visibles.
Aquí vale la pena resaltar que esta sustancia no es recomendable para cualquier tipo de arrugas. Éstas se dividen en dinámicas y estáticas. Las segundas aparecen por la pérdida de elasticidad en la piel, aunada a la gravedad propia del paso del tiempo. El Botox sólo puede combatir las dinámicas, que como su nombre sugiere salen por la actividad de los músculos faciales. Las más frecuentes surgen en el entrecejo, la frente, alrededor de los ojos (las ‘patas de gallo’) y de los labios; dicho de otro modo, la botulina funciona sólo en las ‘líneas de expresión’.
Cabe decir que Botox es el nombre comercial con el cual se conoce a la toxina botulínica o botulina. Se trata de una neurotoxina creada a partir de una bacteria de nombre Clostridium botalium. Hace décadas se descubrió que a dosis mínimas, dicha sustancia podía paralizar los músculos en los cuales se inyecta, y comenzó a emplearse con fines médicos en diversos padecimientos.
A finales de los ochenta empezaron a hacerse pruebas en el campo de la estética. Finalmente en abril de 2002 la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la utilización de la botulina tipo A para el tratamiento de arrugas faciales.
Botox... ¿sólo hay uno?
Botox es una marca registrada de la compañía californiana Allergan Inc., quien obtuvo la primera autorización para elaborar y comercializar la citada toxina, que hoy en día también se consigue con otros laboratorios y nombres, entre ellos Neuronox, Dysyport, Siax y Lantox. No obstante, lo usual es que la gente se refiera al producto como Botox.
Borrando las arrugas
La sustancia se aplica con jeringas muy pequeñas (similares a las usadas para las vacunas de los niños); previamente debe disminuirse la sensibilidad al dolor, lo cual usualmente se hace colocando hielo en el área a tratar.
El procedimiento es ambulatorio, no dura más de 20 minutos y el paciente puede irse de inmediato a casa, aunque las cuatro horas posteriores debe evitar apoyarse o restregar la zona tratada, para que el producto no se extienda. Después de ese lapso, puede reanudar sus actividades normales.
En algunos casos brota un moretón en la zona inyectada, mismo que desaparece sin complicación tras unos días. Igualmente, el área puede presentar un ligero dolor y el individuo podría tener dolor de cabeza por algunas horas.
También es preciso subrayar que el cambio no se ve de inmediato, suelen pasar alrededor de cuatro días para que se ‘borre’ la arruga. El efecto dura entre tres y seis meses.
NO TAN MARAVILLOSO
Es indispensable tener presente que la toxina botulínica sólo debe ser empleada en mayores de 30 años, y siempre por médicos con la capacitación adecuada para administrar este fármaco en una dosis mínima y eficaz, de acuerdo a las necesidades del receptor.
Por otro lado, el Botox está contraindicado para mujeres embarazadas o lactando, así como en personas con problemas nerviosos o musculares.
Y es que si bien no suele comentarse con la debida frecuencia, recurrir a la botulina tiene efectos secundarios. El primero de ellos es la debilidad muscular; la más frecuente manifestación de tal secuela es la ‘caída’ de los párpados (ptosis), evidente mientras la toxina se encuentre en el organismo.
Hay quienes llegan a sufrir complicaciones de salud, como desórdenes del habla, dificultades respiratorias, pulmonía o problemas en la deglución. Según información difundida en 2008 por la publicación alemana Focus, la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA) registró más de 600 casos de complicaciones graves y 28 muertes por uso de Botox.
De hecho esta sustancia es más utilizada en México que en Estados Unidos o Canadá, pues sus normas de salud son más estrictas que las nuestras. Lo mismo puede decirse de Europa, en donde hay países que incluso prohíben su aplicación.
Rostro liso ¿sin emociones?
Además de los riesgos para la salud, el Botox también puede acarrear daños a tu imagen. Una cosa es querer la piel sin arrugas pero ¿te gustaría verte como maniquí?
La inyección frecuente de la toxina botulínica trae como consecuencia la pérdida de la expresión facial: los rostros de quienes la reciben una y otra vez se vuelven acartonados, inexpresivos, llegan a cambiar su apariencia total, pues no olvidemos que la cara es identificada por sus gestos.
Por otro lado, con la edad la piel tiende a adelgazar, sufre cierta atonía natural, proceso que se acelera con el Botox... o sea que al usarlo para tratar de mantener una piel sin arrugar, en realidad apresurarás tu envejecimiento.
A ENVEJECER CON GRACIA
Con el paso de los años es natural que la gente busque de qué milagro ‘colgarse’ para conservar la juventud. Pero la verdad es que ésta ya no la recuperamos. Sólo podemos aspirar a envejecer con gracia, dignidad y estilo. ¿Cómo? Tomando las medidas necesarias para hacer más lento el proceso al cuidar nuestra alimentación, humectar y proteger la piel del sol, comer sanamente, hacer ejercicio, descansar las horas necesarias...
Es válido apoyarnos en cuanto tratamiento ayude, pero reconociendo hasta dónde llegar de tal forma que no vayamos a estropear nuestros rasgos. Más vale una arruguita aquí y allá, que terminar con un rostro inmóvil, grotesco, y de paso arriesgar la salud, ¿no crees? Aunque si estás convencido de que el Botox es para ti, al menos procura no abusar.
Correo-e: dramayela@hotmail.com