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BUEN PRIMER SEMESTRE...

Salvador Kalifa

La evolución de la economía en la primera mitad del año fue, sin duda, una sorpresa agradable. En términos generales, el comportamiento de la producción y de las variables financieras fue razonablemente bueno.

El Producto Interno Bruto (PIB), según publicó la semana pasada el Instituto Nacional de Geografía e Informática, creció durante el primer semestre al 4.3 por ciento respecto a igual lapso del 2011, registrando el segundo trimestre un ritmo (4.1 por ciento) algo menor que el primero (4.5 por ciento).

Es claro que el repunte de la actividad industrial, en especial la orientada al sector externo, se ha visto muy favorecida por la reactivación económica en Estados Unidos (EU). Ello se refleja tanto en los datos de producción como en los resultados de la mayoría de las empresas exportadoras. Las cifras más recientes, sin embargo, advierten sobre una pérdida de vigor en EU que, muy probablemente, se traducirá en una moderación de la expansión económica por el resto del 2012 y entrado el 2013.

El mercado interno, que depende más del crecimiento del empleo y el ingreso dentro del país, ha mejorado algo, pero no lo suficiente como para contrarrestar los efectos negativos de un entorno externo menos favorable en el futuro cercano.

La ocupación, por ejemplo, todavía no repunta como se esperaba, mientras que no hay mejoría en el poder adquisitivo de la población, dado que el incremento de la productividad es casi nulo.

No obstante lo anterior, el rezago con el que afecta un menor dinamismo en EU a la producción y el ingreso en México hará que el ritmo de crecimiento del segundo semestre sea todavía relativamente alto, quizá entre 3.3 y 3.8 por ciento en relación con el mismo período de 2011. El arranque del año próximo, sin embargo, será más lento.

La inflación, por su parte, ha mostrado este año una tendencia alcista, en parte por la depreciación del peso y, más recientemente, por el alza en la cotización de algunos productos agrícolas.

Este comportamiento provocó que el crecimiento anual de los precios al mes de julio fuera de 4.42 por ciento, con posibilidades de continuar subiendo en los próximos meses.

Ello se debe a que existe una estacionalidad en el comportamiento de la inflación en nuestro país, que es particularmente alta en los últimos meses del año, en gran parte por el regreso a la normalidad de las tarifas eléctricas.

En dicho contexto, no debería sorprendernos que el crecimiento de los precios cierre el año por encima de la cota superior del intervalo meta (2 a 4 por ciento) de Banco de México, ubicándose entre 4.3 y 5 por ciento.

Por lo que respecta a las tasas de interés, éstas no se modificaron durante la primera parte del año y, muy probablemente, tampoco lo harán durante la segunda mitad. Esta estabilidad se debe, esencialmente, a que la política monetaria de Banco de México (Banxico) está estrechamente vinculada a la de la Reserva Federal (Fed) de EU.

La tasa de referencia de la Fed se mantendrá por lo menos hasta fines de 2014, lo cual no necesariamente será el caso para la tasa de referencia de Banxico, que como señalé la semana pasada, está preocupado por la tendencia alcista de la inflación. El mercado cambiario, por su parte, registró bastante volatilidad, al igual que el mercado bursátil, en especial cuando se compara con la relativa estabilidad de las tasas de interés de corto plazo en el país.

Esto sucedió a pesar de que los analistas externos ven con buenos ojos a México y pronostican la apreciación del peso y el alza de la Bolsa de Valores. La causa de la zozobra, como en años anteriores, viene del exterior.

El precio del dólar y los precios de las acciones tuvieron variaciones importantes cuando se exacerbaron los problemas de deuda soberana de Grecia y España, así como al cierre de junio, cuando se conjugaron noticias malas de China y EU.

La volatilidad del mercado bursátil y la debilidad el peso se asocia a la fragilidad de las economías europeas, las dudas respecto a la fortaleza del repunte estadounidense, y el efecto de la desaceleración de China sobre los mercados.

Considero que todos esos factores seguirán provocando volatilidad en el valor de las acciones y el precio del dólar en la segunda mitad del 2012. En consecuencia, no espere un rally bursátil sino más altibajos en el precio de las acciones, mientras que la cotización de la divisa estadounidense oscilará entre 12.80 y 13.50 pesos el resto del año.

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