Todos los días por el resto de sus vidas, los pacientes con transplantes deben ingerir puñados de píldoras para evitar que sus cuerpos rechacen un órgano donado.
Los riñones de Lindsay Porter se estaban deteriorando rápidamente cuando un amigo ofreció donar uno de los suyos. Entonces ella le hizo una petición inusual: ¿También le daría parte de su sistema inmunológico?
Todos los días por el resto de sus vidas, los pacientes con transplantes deben ingerir puñados de píldoras para evitar que sus cuerpos rechacen un órgano donado. La mujer de Chicago espera evitar estos problemáticos medicamentos al participar en un estudio para tratar de engañar a su propio sistema inmunológico para que acepte un riñón ajeno.
Este es uno de la serie de pequeños pero ambiciosos experimentos que se realizan en Estados Unidos que da a los investigadores la esperanza de que finalmente se están acercando a ayudar a por lo menos algunas personas con transplantes a liberarse de los medicamentos. La clave: crear una especie de inmunidad gemela transplantando parte de las células del sistema inmunológico del donador junto con el nuevo órgano.
"Soy muy afortunada", dijo Porter, de 47 años, quien se conectó de casualidad con la investigación en la Universidad del Noroeste de Chicago. Porter pudo dejar sus píldoras el verano pasado, un año después de su transplante, y asegura sentirse "increíble".
Estos experimentos son una gran apuesta. Si la técnica fracasa, los pacientes podrían perder su nuevo riñón, posiblemente hasta la vida. Los médicos advierten que nadie debe tratar de dejar por decisión propia los medicamentos inmunosupresores.
Entonces ¿por qué arriesgarse incluso en un cuidadoso estudio científico? Los medicamentos anti-rechazo pueden causar efectos secundarios, a veces mortales, que van desde la fatiga e infecciones a un posible cáncer y lesiones renales.
Sin las drogas, "la esperanza es poder mantener este riñón por el resto de mi vida", dijo Porter.
Al otro lado del país, la Universidad de Stanford está probando un método de transplante ligeramente diferente y a comienzos de este mes organizó una reunión con una decena de receptores de riñones que han estado hasta tres años sin medicamentos.
"Estas personas que ya se liberaron de las drogas, están curadas", dijo el doctor Samuel Strober, quien encabeza el estudio de Stanford. "Si tienen que tomar inmunosupresores el resto de su vida, 'sanar' no tiene el mismo significado".
Los medicamentos inmunosupresores funcionan inhibiendo el sistema inmunológico, evitando que ataque a células ajenas. Por décadas, los científicos han buscando formas de eliminar la necesidad de usar medicamentos induciendo la tolerancia, es decir, hacer que el sistema inmunológico de una persona viva en armonía con el tejido de otra persona.
El método experimental: transplantar las semillas de un nuevo sistema inmune junto con un nuevo riñón. Es la versión del siglo XXI de un transplante de médula ósea y por ahora sólo es posible realizarla si el riñón transplantado proviene de un donante vivo.
En este método, los médicos seleccionan células madre productoras del sistema inmunológico y otras células inmunológicas del torrente sanguíneo del donante. Atacan a los pacientes que recibieron transplantes con radiación y medicamentos para acabar con parte de su propia médula ósea, de forma mucha más extenuante que con un transplante renal normal. Esto hace espacio para que las células donadas se expriman y enraícen, creando una especie de inmunidad híbrida que los científicos llaman quimerismo, tomado de los libros de la mitología.
En los estudios piloto en una decena de pacientes, el Hospital General de Massachusetts, las universidades de Stanford y Louisville y un equipo de la Universidad del Noroeste de Chicago han reportado que los participantes iniciales han tenido un exitoso retiro de prácticamente todos los medicamentos anti-rechazo.
Pero cada equipo utiliza métodos con ligeras diferencias y aún no está claro cuál funcionará mejor. Por ejemplo, a los pacientes del hospital de Massachusetts se les retiraron los medicamentos a pesar de que su sistema inmunológico híbrido no duró, aunque persistió por años en los otros estudios. Esto podría ser porque los investigadores transplantaron diferentes mezclas de células o porque los diferentes tratamientos previos al transplante podrían alterar cómo reacciona el cuerpo del paciente.
La duda es si el método del transplante puede hacerse de forma más sencilla y confiable, dice el doctor Laurence Turka, del Centro Médico Diaconisa Beth Israel, en Boston, que no participó en los experimentos.
"Estamos en una fase muy temprana de algo que ha generado mucho entusiasmo en la comunidad científica", dijo Turka, quien también es subdirector de la Red de Tolerancia Inmunológica, un consorcio fundado por los Institutos Nacionales de Salud para alentar el campo.
Los investigadores están comenzando nuevos experimentos. Por ejemplo, en lugar de tratar sólo a los pacientes con transplantes, el equipo Noroeste-Louisville está a punto de iniciar un estudio piloto donde donará células inmunológicas a personas años antes de recibir su nuevo riñón mientras los donantes de órganos sigan vivos y estén dispuestos a dar estas células.
Stanford está probando sólo con donantes muy compatibles y a finales de este año espera comenzar el primer estudio a gran escala con varios hospitales. También está a punto de comenzar a probar su método en personas con donantes que sean poco compatibles, como aquellos estudiados por Noroeste y el hospital de Massachusetts. Esto es importante porque muchos pacientes carecen de un riñón compatible.
Existe otro método que está estudiando el doctor Kenneth Newell de la Universidad Emory. Newell está compilando un registro de pacientes con transplantes renales verdaderamente inusuales que de alguna forma han sobrevivido a pesar de haber dejado los medicamentos inmunosupresores porque no podían pagarlos o por los efectos secundarios. Hasta ahora sólo ha descubierto unas tres decenas. Los investigadores están examinando marcadores biológicos que puedan explicar porqué están bien y quién más es un buen candidato, y han encontrado pistas de que una parte separada del sistema inmunológico juega un papel.