Las elecciones no transcurrieron en paz, pues hubo disturbios al sur del país. EFE
Los yemeníes se volcaron hoy en las urnas para acabar con las tres décadas de poder del todavía presidente, Ali Abdalá Saleh, en una jornada electoral empañada por los disturbios protagonizados por los separatistas sureños.
Los comicios presidenciales, a los que concurría como único candidato el vicepresidente y jefe de Estado en funciones Abdo Rabo Mansur Hadi, discurrieron con tranquilidad y alta participación en la mayor parte del país, menos en las ciudades meridionales en las que los separatistas lanzaron varios ataques violentos y llamaron al boicot.
La Comisión Superior Electoral, que organiza los comicios, señaló que la normalidad imperó en 292 circunscripciones electorales, del total de 301, y que las informaciones preliminares indican que la participación fue "más que excelente".
Por su parte, el enviado especial de la ONU para Yemen, Yamal Bin Omar, quien supervisó la preparación del acuerdo para el traspaso de poder en ese país, destacó que el proceso electoral fue en general bien porque "el pueblo (yemení) siempre deseó un traspaso pacífico de poder".
"Este es un día histórico que evita al Yemen el riesgo de entrar en guerras civiles y abre perspectivas para un nuevo futuro de amplia participación política", subrayó Ben Omar en una rueda de prensa en Saná.
Estas elecciones se celebran de acuerdo al plan de transición auspiciado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), firmado por Saleh el pasado noviembre, para poner fin a la revuelta contra el régimen que estalló en enero del año pasado.
Este acuerdo estipulaba que Hadi, de 66 años, fuera el único candidato a las elecciones y liderará un periodo de transición de dos años durante el que se deberá modificar la Constitución y celebrar elecciones generales para elegir un nuevo Parlamento y Jefe de Estado.
Hadi es consciente de las dificultades a las que se enfrenta y, al depositar su voto en un colegio electoral de Saná, expreso su esperanza de que "todos entiendan la naturaleza delicada y sensible de esta etapa con el fin de lograr la paz, la concordia y reformas integrales".
En su opinión, los comicios representan un "giro histórico que refleja la sabiduría de los yemeníes para salir de la crisis y de las difíciles condiciones que sacudieron al país desde el comienzo del año pasado".
La votación de Hadi supone la salida definitiva de Saleh del poder, principal objetivo de las revuelta, aunque algunos consideran que el vicepresidente no supone un cambio al formar parte del régimen.
Las elecciones, a las que estaban llamados a participar más de 10 millones de yemeníes, contaron con el boicot de los rebeldes chiíes, cuyo bastión se encuentra en el noroeste del país, y los separatistas sureños, que desde hace días han protagonizado ataques contra centros de votación.
Los actos de violencia registrados hoy en el sur del país causaron la muerte a tres soldados y a un niño, así como varios heridos.
En Adén, la mayor ciudad del sur, un soldado murió en un ataque contra un colegio electoral antes del inicio de la votación, según informó a Efe una fuente de seguridad.
Asimismo, un niño de 11 años de edad, pereció a tiros en unos enfrentamientos que estallaron en el barrio de Dar Sad, en la misma ciudad, entre la policía y combatientes separatistas.
Por su parte, el Ministerio del Interior señaló en un comunicado que en la provincia de Hadramaut, al sureste del país, un soldado murió y cuatro resultaron heridos por disparos de un grupo armado cuando trataban de eliminar un barrera erigida en la carretera.
Otro militar murió al asaltar un grupo armado un colegio electoral en la ciudad de Al Huta, la capital de la provincia de Lahj, cercana a Adén.
Por otra parte, varios testigos presenciales aseguraron que un grupo de manifestantes partidarios del movimiento separatista cerraron las calles principales en Adén y quemaron neumáticos para bloquear la circulación de los coches.
Pese a que Hadi procede del sur del país, que se unió al norte en 1990, los separatistas rechazaron las elecciones porque denuncian la marginación de las poblaciones meridionales y reivindican su derecho de secesión.
Las manifestaciones separatistas no son los únicos desafíos que esperan a Hadi. El nuevo dirigente se enfrenta también a una grave crisis económica, al terrorismo de Al Qaeda en el sur y a la rebelión chií en el noroeste.