La modificación de los límites marítimos entre Nicaragua y Colombia por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) no sólo ha afectado a estos países, también ha cambiado las reglas del juego a toda la industria pesquera del Caribe occidental y a las naciones vecinas.
Así lo explicó un buen conocedor de las cartas de navegación, el hondureño Santo Donaldo López, capitán de un pesquero industrial que extrae langosta de los alrededores del archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, epicentro del litigio. "Hay caos por todas partes", opinó López, cuyo barco está atracado en la isla de San Andrés a la espera de que su "patrón" decida si ante los temores de los trabajadores isleños de ser interceptados por buques nicaragüenses será mejor volver a Honduras y abandonar el negocio del crustáceo en Colombia.