EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Candidata Ciudadana

Archivo adjunto

LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK

La postulación de Isabel Miranda de Wallace como candidata del Partido Acción Nacional al gobierno del Distrito Federal, es una buena noticia para quienes luchan por nuevas formas de acuerdo y acción recíproca, entre el ciudadano común y el poder público.

Entre las reacciones a la candidatura está la visión retrógrada de la presunta abanderada del PRI al mismo cargo Beatriz Paredes, que duda de la capacidad de Wallace para gobernar. No extraña la postura de la Paredes quien hace cuarenta años, después de pronunciar un discurso frente al entonces candidato a la presidencia Luis Echeverría, fue literalmente arrebatada al Olimpo del sistema y desde entonces ha brincado de hueso en hueso, bajo el principio según el cual "la función hace al órgano".

El priismo dividió a la sociedad mexicana en políticos y ciudadanos de a pie, separados por un abismo que sólo puede ser cruzado por voluntad de los dueños del sistema que deciden quiénes acceden o no a la Casta Divina, lo que contribuye al equívoco de que sólo los ungidos saben gobernar.

La reacción de las izquierdas van desde la de Fernández Noroña que verde de envidia acusa a la hoy candidata de lucrar con su tragedia, hasta la moderada ¡quién lo diría! del Peje, que expresa sus respetos a la Señora Wallace y reconoce que el PRD está en busca de otros candidatos ciudadanos como Javier Cicilia.

Isabel da muestras de la razonada evolución que en siete años de lucha ha experimentado, pasando de la vida privada a la arena política a través de su tragedia personal, que a base de voluntad y resultados ha convertido en causa colectiva y red social, eludiendo el juego a la vez puritano y derrotista, que invita a los ciudadanos a no vincularse a los partidos políticos.

La historia es conocida. Wallace sufrió el secuestro y homicidio de uno de sus hijos en junio de 2005 y al verse en el laberinto de la burocracia, tomó la solución en sus manos. Dejó su trabajo de más de veinte años como maestra y directora de un colegio particular, para ir de tiempo completo en busca de justicia. Ella misma investigó y partiendo de la ubicación del vehículo de la víctima como único indicio, con la ayuda de su familia y amigos y después con el apoyo de una red que organizó, identificó a los secuestradores y los puso al alcance de las autoridades.

Obtenidos los primeros frutos de su investigación, puso el retrato de los sospechosos en espectaculares y difundió los avances en las redes sociales, de las que obtuvo más datos para concluir su tarea. Isabel se jugó el pellejo y sufrió al menos dos atentados contra su vida, pero su esfuerzo superó la ineficacia institucional y la maldad de los criminales y hoy día, los seis miembros de la banda están encarcelados, confesos y procesados.

El mérito de Wallace fue que no se quedó llorando su desgracia, sino que convirtió su indignación de madre en decisión, acción y consecuencia. Es un ejemplo para muchos mexicanos cobardes y descastados que frente al escenario dantesco que nos rodea, seguimos preguntándonos: ¿Qué podemos hacer?

Al responder a los cuestionamientos, la Señora Wallace muestra inteligencia y entereza, pero ni pizca de ingenuidad. Sabe de lo difícil que es el trato con el poder; el reto que supone empatar su agenda ciudadana con el partido que la postula, para consolidar una alianza cuya eficiencia y fuerza serán puestas a prueba, y concibe la estructura partidista como lo que según la Constitución es: Instrumento en manos de los ciudadanos.

Desde luego que la postulación de Wallace favorece al PAN, porque en su trajinar por las antesalas de los tres niveles de gobierno, tanto en el Distrito Federal como en el Estado de México, Isabel conoció el desempeño del poder en espacios gobernados por PAN, PRI y PRD, y el acuerdo y coincidencia a que llega con Acción Nacional hablan por sí mismos.

Isabel niega haber claudicado, está segura de ganar la elección y se compromete a seguir luchando por sus retos cuando dice: "...ahora tendré el poder, el presupuesto para hacerlo y eso es lo que los ciudadanos estamos buscando; si no ¿para qué queríamos candidaturas independientes?

La señora Wallace sabe que enfrentará la movilización clientelar que vicia la competencia electoral, pero asegura que "los ciudadanos somos más fuertes con nuestro voto que todo el dinero y la corrupción que puedan permear para la compra de votos..." y concluye: "Los ciudadanos tenemos que demostrar que no somos vendibles, que nuestra libertad no tiene precio y que nuestro voto tiene que ser libre y en conciencia".

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 699113

elsiglo.mx