Expectativa. Los boletos en reventa para ver a Luis Miguel cuestan hasta 830 dólares.
Un centenar de fanáticos recibió en los primeros minutos de ayer al cantante mexicano Luis Miguel en la ciudad chilena de Viña de Mar, donde por la noche cerró la primera jornada de su tradicional Festival Internacional de la Canción.
Luis Miguel descendió poco antes de la medianoche de su jet privado en el aeropuerto de Torquemada, e inmediatamente se dirigió en una caravana escoltada por la policía a su hotel en Viña del Mar, donde su arribo causó un "tremendo zafarrancho".
De acuerdo al diario Las Últimas Noticias, "comenzó un zafarrancho de empujones que mezclaba a los carabineros (policía militarizada), la familia Miranda (espectadores, mirones) y camarógrafos".
"Hubo señoras frenéticas golpeando los vehículos, dolorosas caídas y algunos gritos locos. Unas damas empapelaron con palabras poco gentiles a los efectivos, mientras un grupo de periodistas con conciencia gremial reclamaba por ciertas caricias recibidas", señaló.
El diario La Tercera señaló que a la llegada de "El Sol" al hotel, "el estallido fue absoluto, como una réplica de esas postales clásicas del certamen: las más de 100 personas que lo aguardaban se arrojaron encima de los autos, golpearon sus vidrios".
"Extrema seguridad y lesionados en frenética llegada de Luis Miguel (...) Hubo una decena de lesionados luego de que la prensa y los fanáticos se abalanzaran sobre su vehículo", relató el diario El Mercurio.
Torres lo disculpa
El argentino Diego Torres, que ayer dio el relevo a Luis Miguel en el escenario del Festival de Viña del Mar, consideró, al ser preguntado sobre la actitud distante del mexicano, que él "es así y la gente lo aceptó así".
"Yo no voy a entrar en conflictos, no me gusta hablar de los demás. Creo que Luis Miguel es así y la gente lo aceptó así. En realidad habría que preguntarle a la gente, que disfruta de su canto y de su voz. Y si él es así, está perfecto", declaró.