Hombre y mujer. El matrimonio debe ser la base para convivencia responsable y la fecundidad, para la vida y el amor.
El obispo de Campeche, Ramón Castro Castro, calificó como una "caricatura risible" el ahora denominado en algunos sitios "derecho al matrimonio" de dos personas, sin importar el género, pues alienta una convivencia sin responsabilidad ni permanencia, sin fecundidad y sin consecuencias.
Antes, recordó, el matrimonio no era un convenio económico, sino moral y social, y ahora quedó en mero contrato civil y el juicio sobre cualquier acto era potestad de las autoridades administrativas y, al final, llega a considerarse el concubinato, un medio legal para fundar una familia.
Expuso que las graves consecuencias y estragos que el deterioro de la institución familiar iba provocando en la sociedad, llevó a las fuerzas públicas a un primer congreso de familia y a un proyecto de Código familiar donde intentaban recuperar y resguardar un poco la ya lastimada figura de familia.
Sin embargo, el griterío de una minoría estableció en la ciudad capital (D.F.) el derecho de dos personas, sin importar el género, a contraer "matrimonio", lo que es un modo de deformar la sagrada y nuclear institución del verdadero matrimonio, que excluye la complementariedad y la procreación, la dignidad y papel esencial de la familia para la sociedad y para la Iglesia.
Ahora, dijo, ya se puede vivir juntos sin responsabilidad ni permanencia, sin fecundidad y sin consecuencias. "El matrimonio, para la visión malformada del hombre de hoy, ya no es una opción feliz, se puede posponer o excluir definitivamente".
Monseñor Castro Castro dijo que se vive una crisis familiar a la que descaradamente nos han conducido los caprichos de unos cuantos.
