Martín Bravo abrió el marcador en el triunfo 2-1 de los Pumas ante Puebla ayer en Ciudad Universitaria. (Jam Media)
Eduardo Herrera vistió a "El Capello" con el traje de genio de la estrategia. Su entrada pudo silenciar los ¡Fuera Carrillo! con el único alarido que pueda hacer olvidar el desprecio de CU hacia su director técnico: el grito de gol.
La entrada del joven delantero provocó el enfado de la gente. "¿Cómo? ¿Por qué sacó al 'Tito'?", se escuchaba en las gradas.
El escepticismo era obvio. Los cuestionamientos hacia el entrenador de sacar a un hombre con la etiqueta de estrella para meter a un chico con más futuro que presente presagiaba otro mediodía negro para la escuadra felina.
Nunca presintieron los presentes que el 2-1 final sobre el Puebla tendría la mano de su técnico, quien le faltó al respeto a las jerarquías para obtener un triunfo oxigenante.
Mario Carrillo "se comió" todos los insultos, el regreso de las peticiones de renuncia y las denostaciones en cuanto el sonido local anunció el ingreso de Herrera por el argentino Emanuel Villa.
Estoico, el entrenador de Universidad Nacional volvió a pararse en su área técnica. Nervioso, con la mano en la cintura y otra en la barbilla se presentó al segundo tiempo.
Eduardo, "El Grande", le dicen los cuates, tenía el peso de sustituir al famoso "Tito" y responderle a su técnico para que al menos unas cuantas almas le brindaran palabras de cariño. Lo hizo, Carrillo ni siquiera festejó su labor, pero la tranquilidad le volvió porque se salió con la suya.
Ese cambio fue fatídico para los Pumas y su técnico, que ahora tienen 14 puntos y regresan a estar en la pelea por acceder a zona de Liguilla. Lalo decantó la gris historia del juego contra La Franja.
Luchón, entregado, con la onza de la suerte en el bolsillo se encargó de gestar el primer triunfo de la era del "Capello" en el Pedregal. Su tanto sirvió, además, para romper la mala racha de tres partidos en casa sin ganar para los felinos.
Primero fue a buscar un pelotazo largo. Incómodo al portero Alexandro Álvarez para que le dejara en bandeja el gol a Martín Bravo, quien sólo empujó el esférico (58').
Herrera se encontró, minutos más tarde, con la fortuna de una serie de rebotes para darle la razón a su entrenador por su ingreso.
Tras un tiro de esquina que ningún zaguero poblano pudo despejar, y remató a puerta para poner el 2-0 parcial al minuto 65.
Gustavo Alustiza aprovechó que Alejandro Palacios (durante el primer tiempo heroico con atajadas a quemarropa) no pudo contener un disparo que dejó el esférico muerto y marcó el descuento al 69'.
El tanto de Eduardo Herrera sirvió para que la tribuna local por fin festejara otra victoria de su equipo. Los futbolistas felinos se reconciliaron con su afición. Entonaron un sonoro goya y fueron vitoreados por el público que hace 15 días los repudió sin ninguna clemencia.
La victoria no fue total para José Mario Carrillo Zamudio.
El polémico entrenador se paró enfrente de las gradas del Olímpico de Ciudad Universitaria, tras el 2-1. Serio, con actitud retadora. recibió insultos, mentadas y le volvieron a arrojar vasos. Otra vez, se fue en medio de una silbatina.