Casi 100 años de Sabato
“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, hay que morirse”. Ernesto Sabato.
Ernesto Sabato falleció sólo dos meses antes de cumplir un siglo de edad. Fue durante las primeras horas del sábado 30 de abril cuando se dio a conocer la noticia. El autor de Sobre héroes y tumbas (1961) y El túnel (1948), había muerto a causa de una bronquitis. Durante los últimos años de su vida el narrador y ensayista sufrió de una fuerte depresión. Desde 2005 dejó de salir de su casa y llevaba una vida rutinaria, cuidado por enfermeras y asistentes que le preparaban la comida y le leían durante la tarde hasta que se dormía. Pasó los últimos días recluido, sin escribir prácticamente nada, aunque pintando. La pintura era su segunda gran pasión.
El valor de su obra literaria es incuestionable, pero para muchos su calidad como ser humano era aun mayor. Sabato se caracterizó por su gran compromiso político y ético que lo llevó a ser un luchador de los derechos humanos. Su entrega para con esta causa quedó demostrada en su combate contra la dictadura militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1983.
De científico a escritor
Nacido en 1911 en Rojas, provincia de Buenos Aires, Sabato abandonó la ciencia para dedicarse a la literatura. Y es que antes de avocarse al oficio de las letras había cursado un doctorado en Física, además de estudiar Filosofía en la Universidad de La Plata, y trabajar en el Laboratorio Curie en París.
Fue en esa época cuando desarrolló una gran amistad con los escritores y pintores del movimiento surrealista, particularmente con André Breton, quien alentó la vocación creativa de Sabato. De esta forma, mientras vivía en París comenzó a escribir su primera novela, La fuente muda (1934), de la cual sólo publicaría un fragmento en la revista Sur.
Descendiente de un italiano y una albanesa, la de Sabato es considerada una de las más grandes plumas latinoamericanas por sus novelas y su amplia obra ensayística sobre la condición humana.
En opinión de algunos críticos su creación estuvo fuertemente influida por el experimentalismo y por el alto contenido intelectual, además de estar marcada por una problemática de raíz existencialista. Es igualmente palpable el impacto que tuvo en él la lectura de autores como Albert Camus.
En 1984 ganó el premio Cervantes, ocasión en la que pronunció un discurso en donde describió al Quijote como “un simple mortal, tierno desamparado, andariego, el hombre que alguna vez dijo que por la libertad, así como por la honra, se puede y se debe aventurar la vida”.
En tres ocasiones, la última en 2009, Sabato fue propuesto como candidato para el Nobel de literatura.
SU ETERNO CONFLICTO CON BORGES
Jorge Luis Borges y Ernesto Sabato son los escritores más famosos de Argentina. Sin embargo entre ellos nunca hubo una buena relación, prueba de esto es el libro Diálogos Borges/Sabato (1976) que retrata los siete encuentros que ambos literatos sostuvieron entre diciembre de 1974 y marzo de 1975. En esas reuniones entablaron largas conversaciones sobre diversos temas. Fue el periodista Orlando Barone el responsable de plasmar los debates que desde luego atrajeron la atención de lectores en todo el orbe. Tan sólo las tres primeras ediciones vendieron 17 mil ejemplares.
Era tal la discrepancia entre los dos iconos que ni siquiera fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre la fecha en que se conocieron, como se muestra en la siguiente transcripción:
Borges: ¿Cuándo nos conocimos? A ver... Yo he perdido la cuenta de los años. Pero creo que fue en casa de Bioy Casares, en la época de Uno y el Universo.
Sabato: No, Borges. Ese libro salió en 1945. Nos conocimos en lo de Bioy, pero unos años antes, creo que hacia 1940.
Más aún, el autor de Entre la letra y la sangre (1988) declaró sobre su el creador de El Aleph: “Cuando todavía yo era un muchacho, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires: en viejas calles de barrio, rejas y aljibes de antiguos patios [...]. Más tarde, cuando lo conocí personalmente en Sur, supimos conversar sobre Platón o Heráclito de Efeso, con el pretexto de vicisitudes porteñas. Años más tarde, ásperamente, la política nos separó. Porque así como Aristóteles dijo que las cosas se diferencian en lo que se parecen, en ocasiones los seres humanos llegan a separarse por lo mismo que aman”.
Todavía hoy más de uno se entristece al saber que las dos glorias de la literatura argentina nunca establecieron un vínculo entrañable.
EL DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS
Tras su fallecimiento, algunos historiadores recordaron cómo pese a que en los primeros meses del golpe militar participó en una comida con el general Jorge Videla, a la que asistió también Borges, Sabato cambió de opinión al conocer los continuos asesinatos y abusos que protagonizaba la dictadura. Desde entonces la firma del escritor estuvo presente en todas las peticiones que se hacían para que volvieran con vida las personas que habían sido secuestradas por los militares.
Su compromiso lo llevó incluso a participar activamente en la impartición de justicia, ya que al caer la dictadura Sabato recibió el encargo del primer presidente democrático, Raúl Alfonsín, de formar parte de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), instituida en diciembre de 1983 con el objetivo de indagar las violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo de Estado entre el 76 y el 83, llevadas a cabo por la dictadura militar conocida como Proceso de Reorganización Nacional.
El equipo de investigación de la comisión, encabezado por Sabato, recogió el testimonio y documentó minuciosamente 8,960 desapariciones y la existencia de 340 centros de detención ilegal y tortura. El documento titulado Nunca más (1985), conocido también sencillamente como Informe Sabato, fue entregado a Alfonsín el 20 de septiembre de 1984, y dio origen al procesamiento y condena de los máximos responsables de las juntas militares de la dictadura, que fueron enviados a la cárcel ya que Sabato se opuso siempre a las llamadas ‘leyes de punto final’ y a los posteriores indultos concedidos por el peronista Carlos Menem. En algún momento definiría esa etapa como “un infierno”, refiriéndose a que las investigaciones no le dejaron “aliento ni espacio para la literatura”.
El horror que día a día íbamos descubriendo dejó a todos los que integramos la Conadep, la oscura sensación de que ninguno volvería a ser el mismo, como suele ocurrir cuando se desciende a los infiernos. Siempre recordaré la entereza ética y espiritual de las personalidades de la ciencia, la Filosofía, varias religiones y el periodismo, que integraron la comisión, se lee en su libro de memorias Antes del fin (1999).
HACEDOR DE LAZOS
Sabato ejerció asimismo el periodismo, al que definía como una labor trascendente de la cual dependen los lazos entre los hombres y los pueblos.
“El hombre de este tiempo vive delante de lo que acontece en el mundo entero. Y lo hace a través de la mirada de los periodistas; ellos son los testigos, quienes nos narran los acontecimientos. De ellos depende el cariz con que interpretamos los hechos, el partido que asumamos frente a lo que nos pasa como humanidad”, afirmó en su discurso de aceptación del premio Ortega y Gasset.
Sabato es indiscutiblemente uno de los autores más importantes no sólo de Latinoamérica sino del orbe. Pero además fue un hombre congruente y ético, siempre dispuesto a luchar por sus creencias.
Correo-e: lharanda@elsiglodetorreon.com.mx
BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA
Uno y el Universo (1945)
El túnel (1948)
Hombres y engranajes (1951)
Heterodoxia (1953)
El caso Sabato. Torturas y libertad de prensa. Carta abierta al general Aramburu (1956)
El otro rostro del peronismo (1956)
Sobre héroes y tumbas (1961)
El escritor y sus fantasmas (1963)
Tango, discusión y clave (1963)
Romance de la muerte de Juan Lavalle. Cantar de Gesta (1966)
La cultura en la encrucijada nacional (1973)
Abaddón el exterminador (1974)
Apologías y rechazos (1979)
Los libros y su misión en la liberación e integración de la América Latina (1979)
Entre la letra y la sangre (1988)
Antes del fin (1999)
La resistencia (2000)
España en los diarios de mi vejez (2004)