—Mario di Constanzo
Ojalá que el problema fuera la corrupción de una sola empresa, especialmente una que ha hecho su propia investigación y que ha señalado que colaborará con las autoridades que investigan los hechos. La solución sería fácil y expedita.
Pero no. La preocupación no es que una empresa extranjera, sometida a un escrutinio muy intenso en su propio país, haya pagado sobornos en México para obtener permisos de apertura de tiendas, sino que las exigencias de cohecho para abrir establecimientos comerciales o industriales son constantes en nuestro país.
Algunos políticos ven el asunto desde una óptica diferente. El diputado petista Mario di Constanzo se queja de que se hayan abierto tantas tiendas de Walmart en México en los últimos años. Pide que el Congreso haga una investigación y que los secretarios de hacienda, José Antonio Meade, y de economía, Bruno Ferrari, expliquen por qué permitieron "la expansión que ha tenido Walmart".
Yo me pregunto qué pensarán los trabajadores de Walmart --209 mil, ya que la empresa es hoy la principal generadora de empleos de nuestro país-- si les dijeran que podrían perder sus trabajos porque un política considera que una empresa no debe crecer con demasiada rapidez.
En realidad la pregunta que deberíamos hacernos los mexicanos es por qué una firma tiene que pagar aquí sobornos para operar un negocio lÍcito y crecer. La respuesta nos permitiría entender por qué México sigue siendo un país pobre, a pesar de los cientos de miles de millones de pesos que el gobierno gasta cada año en subsidios y programas de combate a la pobreza.
Walmart está hoy bajo investigación por varias razones. Una de ellas es su tamaño y notoriedad: nadie se interesa en los sobornos pagados por empresas pequeñas. La otra es su origen nacional. La Unión Americana tiene una legislación que prohíbe los sobornos de empresas estadounidenses en el extranjero.
Así, mientras que en Estados Unidos el Departamento de Justicia federal lleva ya a cabo una investigación de oficio por la presunta violación de Walmart del Estatuto de Prácticas Corruptas en el Extranjero, en México la PGR señala que no puede investigar porque no hay denuncia mientras que las autoridades locales, que son las presumiblemente competentes en la mayoría de estos casos, no se dan siquiera por enteradas.
Pero pregunte usted a cualquier empresario nacional y casi con seguridad le referirá casos en los que ha tenido que pagar sobornos similares para la operación de su comercio, industria o construcción. La corrupción es un costo habitual de hacer negocios en México no sólo para Walmart sino para cualquier empresa. Estos costos, de hecho, son relativamente mayores para las pequeñas empresas que para las grandes. "Es un problema sistémico", dice Eduardo Bohórquez de Transparencia Mexicana.
Es cierto que ha habido una reducción de los trámites federales para el establecimiento de nuevos negocios. Esto se refleja en una mejoría importante de nuestro país en el índice Doing Business del Banco Mundial. Pero la mayoría de los empresarios señala que los trámites estatales y municipales se han vuelto cada vez más difíciles o imposibles de cumplir. El propósito no es establecer reglas claras para operar, sino generar oportunidades de corrupción.
El caso Walmart no debe llevarnos a poner más obstáculos a la inversión. No tiene nada malo que una empresa crezca y genere empleos. La lección es que debemos tener reglas claras y de aplicación general que no obliguen al pago de sobornos para abrir u operar un negocio legal.
Una vez más el presidente Calderón expresa su desprecio por el servicio exterior mexicano, reconocido en el mundo por su profesionalismo, al nombrar a Francisco Ramírez Acuña como embajador ante España. El presidente Calderón ha hecho una costumbre la designación de amigos y aliados sin experiencia específica a cargos de responsabilidad.
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