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Cassez y el Papa

Gran angular

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

 Dos asuntos de gran interés para la mayoría de los mexicanos tendrán lugar la semana que inicia: el miércoles, la decisión de la Corte sobre el caso de la francesa secuestradora Florence Cassez, condenada a 60 años de cárcel pero que podría quedar libre ese mismo día; y el viernes, el inicio de la visita a México del Papa Benedicto XVI.

Respecto al caso Cassez, la primera sala de la Suprema Corte de Justicia (que es la que atiende asuntos penales y civiles) deberá resolver el miércoles 21 de marzo -si es que alguno de los cinco ministros que la integran no solicita su posposición o los cinco se ponen de acuerdo para subirlo al pleno- si se concede amparo a la sentenciada y queda en libertad, o si se le niega y continúa en prisión hasta cumplir su castigo.

El proyecto de sentencia dado a conocer el 7 de marzo pasado por el ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea propone el amparo y la libertad inmediata de Cassez porque sus derechos fueron violados en el proceso a que se le sometió, sobre todo porque una vez capturada se le retuvo varias horas para hacer un montaje de su captura, que transmitieron las televisoras nacionales, y no se notificó inmediatamente su detención al consulado francés para recibir la asistencia que la ley reconoce a los extranjeros.

La primera sala de la Corte está conformada por el ministro ponente, desde luego, y los ministros Olga Sánchez Cordero, José Ramón Cosío Díaz, Guillermo Ortiz Mayagoitia y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Ya hay un voto a favor del amparo y la liberación, es el de Zaldívar Lelo de Larrea. Pero se necesitan dos más para que Cassez deje la cárcel. En la primera sala, al igual que en el pleno, las posiciones están prácticamente divididas.

Las víctimas de secuestro de la banda Los Zodiacos, que encabezaba Israel Vallarta, novio de Florence con el que fue detenida, la identifican plenamente y reclaman justicia con toda razón. Han hablado con los ministros de la primera sala, quienes los últimos días han estado sometidos a una fuerte presión e intensos cabildeos por parte de funcionarios de la Presidencia, que buscan evitar el amparo y la liberación, lo que significaría un severo golpe para Calderón y su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, principal responsable del montaje televisivo de la captura, principal argumento de las irregularidades contra esta francesa cuya extradición ha sido solicitada por el gobierno de París y que ya provocó choques diplomáticos entre México y Francia. Víctimas y gobierno, como mucha gente, están seguros que Cassez es culpable, tal y como le determinaron dos instancias judiciales, por lo que no puede ser liberada.

La segunda de estas instancias, no obstante, aplicó 30 pruebas contra Cassez que sólo eran atribuibles a su novio. Algunas de esas evidencias están relacionadas con un primer secuestro ocurrido el 31 de agosto de 2005, cuando la francesa ni siquiera estaba en México, lo que para la defensa de Florence sugiere su inocencia..

Pero el proyecto de sentencia no analiza la culpabilidad o inocencia de Cassez y se centra en que fue víctima de un proceso viciado, razón por la cual debe ser amparada y liberada. ¿Qué significa eso?: que no ampararla y dejarla en la cárcel oficializaría el permiso judicial a la policía para fabricar culpables, violar derechos humanos y actuar conforme a ocurrencias y montajes mediáticos.

Cassez ya recibió dos sentencias acusatorias en primera y segunda instancia. Lo que resolverá la Corte es un amparo liso e inapelable. Es última instancia. Ampararla implicaría la libertad inmediata. Para ambas partes queda el recurso de los tribunales. Sea cual sea el resultado, algo tendrá que ver en esto la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

En cuanto a la visita del Papa, es de primordial importancia, sí, la parte pastoral, la que tiene que ver con la fe católica, que es la que sigue teniendo mayoría en México. Pero no se le puede restar importancia al otro carácter, el de la visita de Estado, el que tiene que ver con la calidad de Joseph Ratzinger como jefe del Estado Vaticano y, en ese sentido, los grandes temas de la agenda nacional como la inseguridad y la violencia. En eso no podrá el Papa hacer como que mira a otro lado y menos aún cuando el poeta y activista Javier Sicilia le entregue el jueves en Roma, antes de viajar a nuestro país, una carta en la que le dice que "México vive en el sufrimiento".

Y aunque los obispos mexicanos no incluyen en la agenda el tema de la pederastia de algunos sacerdotes, será inevitable que los abusos sexuales de Marcial Maciel, fundador de la orden mexicana Los Legionarios de Cristo, estén en la mente de la mayoría de los mexicanos. Nadie olvida que tanto Benedicto XVI como su antecesor Juan Pablo II sabían de su comportamiento criminal y nada hicieron, según documenta José Barba, el hombre que denunció tales abusos y puso en jaque a dos Papas.

(rrodriguezangular@hotmail.com)

(twitter: @Raul-RodríguezC).

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