Artur Mas, presidente del gobierno catalán, apostó al nacionalismo en un intento por lograr una mayoría absoluta en el parlamento. Al final sufrió una fuerte derrota, pero en el proceso ha liberado el genio de la independencia catalana. Quizá sea imposible meterlo nuevamente a la lámpara mágica.
Convergència i Unió (CiU), el partido nacionalista conservador del presidente, ha sido nuevamente el más votado en las elecciones catalanas. Mas tendrá la oportunidad de formar un nuevo gobierno; pero en lugar de hacerlo con la mayoría absoluta que buscaba, su partido tendrá sólo 50 escaños frente a los 62 de la legislatura anterior.
Los electores catalanes no votaron en contra del referéndum sobre la independencia que propuso Mas. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), un partido nacionalista de izquierda, ha pasado de 10 a 21 escaños. Si bien una alianza entre CiU y ERC será complicada por sus diferencias económicas, los dos partidos apoyan el referéndum.
Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa, un partido de izquierda verde también independentista, obtuvo 13 escaños, tres más que antes. Candidatura d'Unitat Popular (CUP), un grupo radical que pide controles de alquileres y el repudio de las deudas, ingresa al parlamento con tres escaños. Los partidos independentistas tendrían así 87 de los 135 escaños.
El Partit dels Socialistes de Catalunya, filial del Partido Socialista Obrero Español, sufrió una fuerte caída: sus 28 escaños se han convertido en 20. Quizá la razón es que se le percibió ambigüedad en torno a la independencia que sólo al final se convirtió en una posición de apoyo a la permanencia de Cataluña en España. El PSC, que formó gobierno en 1999 y 2003, pasa ahora de segunda a tercera fuerza en el parlamento catalán. El Partit Popular de Catalunya, abiertamente a favor de la españolidad, gana un escaño y llega a 19. Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía (C's), también españolista, sube su representación de tres a nueve diputados.
En general los partidos que apoyan la permanencia en España han obtenido 48 diputados, 35 por ciento del total. Son una minoría, pero importante. Un proceso de independencia deberá considerar los derechos de sus representados.
La participación fue nutrida, al parecer 65 por ciento de los ciudadanos, pero no tanto como podría pensarse en una elección que nacionalistas y españolistas consideraban la más importante de la historia. Muchos catalanes no estaban tan convencidos de la necesidad de mandar un mensaje a España y al mundo sobre la independencia.
La Constitución española parte de "la indisoluble unidad de la Nación española" y no permite siquiera considerar la posibilidad de independencia de alguna de sus partes. Sin embargo "reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran". De hecho, España otorga derechos a sus regiones que son difíciles o imposibles de encontrar en otros países.
Si bien hay una vieja discusión al respecto de si Cataluña aporta a España más de lo que recibe, hay razones para pensar que tanto España como Cataluña sufrirían económicamente en caso de una separación. Pero los nacionalismos, como las creencias religiosas, no se detienen en argumentos pragmáticos. La economía de los mexicanos se deterioró notablemente con la independencia, pero la mayoría de los mexicanos no habría aceptado quedar nuevamente bajo la corona española ni siquiera en los peores momentos económicos.
Quizá una Cataluña libre, una Catalunya lliure, vaya a surgir en algún momento futuro. Si esto ocurre, no pasará mucho tiempo para que el País Vasco también se separe de España.
ABUSO INAUGURAL
El que se cierre durante una semana Avenida del Congreso de la Unión, otras calles y cuatro estaciones del Metro capitalino por la toma de protesta de Enrique Peña Nieto es un abuso inaceptable del gobierno federal.
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