Éxito. Un grupo de especialistas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición 'Salvador Zubirán' logró trasplantarle antebrazos y manos a Gabriel Granados, de 52 años de edad. (AGENCIA REFORMA)
A un año y medio del accidente en el que perdió sus manos, Gabriel Granados recobra la esperanza y agradece tener como regalo una nueva oportunidad de vida.
"Es maravilloso poder tener manos. No podía hacer las cosas más elementales como ir al baño, comer, rascarme, tomar un vaso. Todo lo que uno hace con las manos y que nunca toma conciencia", valora el contador de 52 años.
En el Instituto Nacional de Nutrición, "Salvador Zubirán", es presentado como el primer paciente en América Latina y el 22 en el mundo en recibir un trasplante de extremidades.
Animado, con el rostro cubierto por un tapaboca, platica los altibajos que ha vivido desde que recibió una descarga eléctrica en su casa el 4 de enero de 2011.
"Estaba dándoles indicaciones a unos albañiles, precisamente para poner una barda (donde había cables eléctricos) y no acercarse. Sin embargo, yo traía un pedazo de varilla y me hizo un arco cónico la energía. No toqué los cables sino hizo un arco cónico".
La descarga eléctrica calcinó el principio de sus dedos y lo dejó inmediatamente sin movilidad. La corriente dañó las estructuras de los tejidos y parte de sus huesos hasta 5 centímetros arriba de los codos.
"Primero los médicos del Hospital 20 de Noviembre intentaron salvar mis manos, pero perdí primero la derecha el 17 y posteriormente el día 20 la izquierda", relata.
Apoyado en todo momento por su esposa y sus hijos, pasó meses acostumbrándose a una vida sin usar los brazos.
"Cuando me amputaron fue de tristeza total. El primer momento, dije: 'Bueno, para qué me dejan así. Mejor me hubiera yo ido'. Sin embargo, ese mismo día en la tarde-noche, dije: "Bueno, si ya me quedé así, quieren que yo esté en esta vida así, pues así voy a estar y ni modo".
Gabriel, quien no deja de mirarse las manos, recuerda que desde el día que el doctor Martín Iglesias Morales, coordinador del "Tlalpan Team por las manos", le dio la noticia sobre que existía un posible donador, todo se precipitó.
El pasado 18 de mayo entró a quirófano. La cirugía en la que participaron 19 especialistas mexicanos duró 17 horas, pero lo mantuvieron en una preparación desde 34 horas anteriores, porque esta intervención está considerada una de las más complejas, ya que involucra la reconexión de piel, músculos, huesos, arterias y nervios de la extremidad al cuerpo del paciente receptor.
Según las expectativas de los médicos, quien laborara en la Procuraduría del DF tiene una posibilidad de recuperación de movimiento de cien por ciento.
"Me dicen que ganaré hasta que yo pueda regresar a mi trabajo. Pero yo libré ya una gran batalla porque se logró lo más difícil: integrar el grupo, tener el donador y que la operación haya sido un éxito. Yo me siento ganador", expresa emocionado.
Una de las mayores gratitudes que Gabriel Granados tiene en la vida es con la familia del joven de 34 años que al morir le donó sus brazos.
"Nunca perdí la esperanza, sabía que algo bueno tenía que ocurrir", externa.
Lo único que sabe de su donador es que sufrió muerte cerebral por arma de fuego y su morfología era suficiente para adaptarla a sus brazos.
"No ha habido rechazo. Poco a poco voy recuperando la sensibilidad, sé que es poco a poco, y aunque no tengo una fecha específica para recuperar el movimiento, hoy (ayer) me dan de alta y ya deseo estar en casa", detalló.
Para el doctor Iglesias Morales, los pasos más difíciles ya se lograron. La evolución de Gabriel ha sido satisfactoria y sin ninguna complicación.
"Ganado significa cuando este paciente regrese a su trabajo original y cuando tenga su independencia para hacer sus actividades cotidianas, como las de higiene, como las de alimentarse. En ese momento habremos ganado".
Gabriel planea impulsar la cultura de la donación, por que es parte de su nueva vida.
"Yo no pensaba en la donación, pero ahora que he visto todo esto, en nuestra cultura nos hace falta que seamos más considerables en ese aspecto porque hay mucha gente que lo necesita.
"No pierdan la fe, en México tenemos excelentes médicos especialistas. Los caminos son difíciles de recorrer, pero hay que recorrerlos", asegura Gabriel, quien ya fue dado de alta.
