Este fin de semana, 40 mil indígenas rarámuri celebran la tradición milenaria de Semana Santa, la mayoría para agradecer los favores recibidos y otros, como una tradición dejada por sus antepasados.
La Sierra Madre Occidental, formada por valles, ríos, montañas, cañones, con vegetación y fauna increíbles, también conocida como la Sierra Tarahumara, es el hogar ancestral de una cultura que ha mantenido sus tradiciones y costumbres milenarias.
Estos grupos han sido denominados los rarámuri y también “los de los pies ligeros”, un nombre que hace alusión a su antigua tradición de correr.
Durante esta época, importante para este grupo étnico, organizan una serie de fiestas en las que danzan para mantener su espiritualidad.
Bailan en honor a sus muertos y para agradecer bendiciones o alejar los maleficios y evitar las enfermedades, el sufrimiento y la tragedia.
El sacerdote Javier Ávila explica estos bailes como “una plegaria en pantomima, cuidadosamente ejecutada, y jamás cambiada por la inventiva”.
Asegura que los que observen estas danzas se sorprenderán de que la principal característica es la concentración y el silencio.
Expuso que los habitantes de esta región, a través de sus danzas dan a conocer la otra cara de su cultura, expresan sus esperanzas de obtener mejores cosechas, tener un mayor número de lugares donde habitar y contar con agua todo el año.
Asimismo, alejan sus temores y brindan plegarias por felicidad y alegría, ”las danzas que realizan los rarámuri no son bailes comunes, sino ceremonias llenas de significado”, dijo.
Por su parte, el coordinador estatal de la Tarahumara, Jesús Velásquez, detalló que estas fiestas son de suma importancia para el pueblo.
Resaltó que es importante que los visitantes observen y analicen lo que en ellas se lleva a cabo, ya que de esta manera, “podremos comprender mas el mundo en el que ellos viven”.
Enfatizó que ejecutan el Tutugúri y el Yúmare, tan parecidos al mitote de los huicholes del sur, el baile Tutugúri es deprecatorio y generalmente se ejecuta de noche, especialmente en época de cosechas.
Lo bailan toda la noche y al amanecer se comen las ofrendas que cada uno brinda.
Sus complejas celebraciones místico-religiosas están conformadas por danzas, tesgüinadas y ofrendas, en las que nunca falta la bebida tradicional de maíz llamada tesgüino.
