Nuevos y sorpresivos elementos se suman a las intensas campañas presidenciales a tres semanas del día cero electoral.
Al popular movimiento estudiantil #YoSoy132 se agregan dos notables hechos: el repunte en las encuestas de Andrés Manuel López Obrador y la tácita adhesión de Vicente Fox y otros exdirigentes del PAN y el PRD a la candidatura de Enrique Peña Nieto.
Estas señales llevan a suponer que la contienda presidencial tendrá un cerrado final entre los candidatos del PRI y el PRD con todas las consecuencias que ello podría implicar.
Tenemos por el lado positivo un súbito crecimiento del interés nacional por el proceso electoral, lo que redunda en una mayor concientización ciudadana y esperamos que en una alza en la afluencia de votantes durante domingo primero de julio.
En el aspecto negativo, aumentan las agresiones verbales y la llamada guerra sucia lo que enrarece el clima político y podrían crearse condiciones para un conflicto poselectoral similar al de 2006 que los mexicanos no quisiéramos volver a vivir.
Lo cierto es que todos estos sucesos están muy relacionados entre sí. Las protestas universitarias contra Peña Nieto llevaron agua al molino de López Obrador, cuyas simpatías crecieron y pusieron sumamente nerviosos a políticos, líderes y empresarios conservadores que prefieren el regreso de un supuesto autoritarismo a la posible anarquía del controvertido tabasqueño.
Bajo esa premisa y seguramente movido por otros intereses personales, Vicente Fox no tuvo empacho en expresar su respaldo al candidato priista antes que permitir la elección de López Obrador, su gran adversario y enemigo político.
Fox rompió las reglas de la ética al borrar toda posibilidad electoral de su excolaboradora Josefina Vázquez Mota y colocar al priista Enrique Peña Nieto como puntero y virtual ganador de la Presidencia de la República.
La cercanía de Fox con el mexiquense no es nueva. Peña Nieto visitó el Centro Fox en meses pasados y como gobernador llevó una relación cordial y amistosa con el expresidente.
Fox aprovecha además el momento para deslindarse del gobierno de Felipe Calderón a quien ha criticado en infinidad de veces, especialmente por su estrategia contra las mafias y las drogas.
El expresidente respira además por la herida ante la marginación de la que ha sido objeto. Fox es el signo emblemático de la transición democrática y con todo y resbalones tiene un espacio importante en la historia moderna de México.
Pero Calderón no lo vio así y relegó a Fox por las rencillas propias del poder y la política. Qué diferente actuó Barack Obama, quien tuvo en Hillary Clinton a una dura rival en la precampaña, pero luego la designó Secretaria de Estado al tiempo que hizo de Bill Clinton uno de sus cercanos amigos y su mejor consejero político.
Si se consolida la tendencia de que el PRI y el PRD hagan el 1-2 en la elección presidencial, veremos en los siguientes meses un inesperado reacomodo de fuerzas políticas que ni los panistas y menos Calderón pensaron que llegaría a ocurrir.
Josefina Vázquez Mota acaba de realizar nuevos ajustes a su equipo y estrategia de campaña en una medida desesperada para recuperar el segundo lugar en la contienda, pero ya veremos si tiene tiempo suficiente para lograrlo.
Si gana el PRI la Presidencia y el PRD queda en un cercano segundo lugar, viviremos de nuevo álgidas jornadas como sucedió en 1988 con el triunfo discutido de Carlos Salinas de Gortari y en 2006 con la apretada victoria de Felipe Calderón.
Además el PAN pasará a un tercer lugar en una votación que seguramente se reflejará en el reparto de curules en el Congreso, así como en las elecciones de varios estados de la República. En otras palabras, el PAN retrocedería más de 20 años al perder uno de los dos primeros lugares de la contienda presidencial.
Curiosamente a Fox no parece preocuparle este escenario, pero ya observamos en los ajustes de Josefina que Felipe Calderón decidió entrar con todo para que su partido y su candidata no escenifiquen el peor de los ridículos.
Por lo pronto no se pierda el debate del próximo domingo porque seguramente presenciaremos más sorpresas y quizá algunas buenas intervenciones de los candidatos presidenciales.
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