Problema. En la cercanía de instituciones educativas se siguen ofertando frituras y golosinas, pese a los esfuerzos gubernamentales por impedirlo.
Pese a los esfuerzos institucionales por reducir el combate de comida chatarra en las instituciones educativas, aún existen algunas en las que los alrededores se encuentran invadidos por quienes ofertan estos productos.
En un recorrido realizado por El Siglo de Durango en el fraccionamiento Guadalupe, justo donde convergen un jardín de niños, dos primarias y secundarias así como una preparatoria, se pudo corroborar la invasión de establecimientos y ambulantes que tienen a la venta estos productos.
Y aunque dentro de las instituciones está prohibida la venta de productos como frituras, bebidas gaseosas e irritantes, obligados por el reglamento elaborando por parte de la Secretaría de Educación Pública, para el funcionamiento de los centros de distribución de alimentos en los centros escolares, el exterior muestra una realidad contrastante.
En este caso, afirman, la institución cumple con su responsabilidad al interior. Pero existen alumnos que acuden con frituras y refresco a la escuela, imposibilitando la misión de evitar su consumo, aseguró Víctor Manuel Calderón, Director de la Escuela Secundaria Técnica (EST) número 67.
De acuerdo a lo observado, más de cinco puestos vendedores de dulces, nieve, papas fritas, entre otros productos, se colocan afuera de las escuelas primarias 18 de Marzo y Ford 95; mientras dentro de ellas se evita la venta de estos. Josefina Sosa, madre de un estudiante, afirmó estar en desacuerdo con que se vendan productos chatarras, porque los alumnos al tener posibilidad de comer golosinas lo harán.
Por su parte, Adriana González, una de las vendedoras independientes, comentó que los alumnos compran productos a la hora de salir apoyados por sus padres. "Lo que más vendo son frituras, bolis, tamarindo y refrescos", destacó.
En la Escuela Primaria Ford No. 95 se regula el consumo a través de dos cafeterías, una que oferta comida y otra dulces. El Subdirector de la institución, Eleazar Soto, aseguró que controlan el tipo de productos que se ofrecen y se sugiere emplear harina integral, verduras, aguas frescas, y demás productos saludables.
Otra institución que se encuentra en la zona es el Jardín de Niños Francisco de Goya, donde no existe cafetería, pero sí se regula el consumo de alimentos: se supervisa el tipo de desayuno que los padres de familia llevan a los niños. En caso de que algún producto no esté permitido, el alumno no podrá consumirlo, expresó María Márquez, Directora de la Institución.
En el Centro Educativo Promedac, aledaño al resto de las escuelas, la diferencia entre las cafeterías de nivel secundaria y preparatoria son evidentes. A los mayores se les permite el consumo de toda clase de insumos, mientras que a los menores se limitan las papas fritas y bebidas gaseosas.
Un sondeo realizado en la zona por el Siglo de Durango, reflejó que siete de cada 10 madres de familia llevan a sus hijos lo que ellos desean comer, con la finalidad de que el infante desayune: reconocen que incluyen comida rápida y chatarra, como refrigerio.
Además alumnos de la EST número 67, reconocieron consumir golosinas al salir de la institución. Al ser cuestionados, seis de cada 10 estudiantes, dijeron preferir frituras antes que un producto permitido en la institución.
EL SIGLO DE DURANGO
Opinión
Aunque las instituciones y autoridades trabajen por reducir lo índices de obesidad en el estado con este tipo de estrategias, la educación alimenticia debe venir desde la casa. Según afirmó el dietista Héctor Arellanes, desarrollar pláticas con los alumnos, maestros y padres de familia para fomentar una cultura de aprendizaje en la alimentación, sería una táctica eficiente.
Reglamentación
Existen varios entes involucrados en el combate de la comida chatarra.
n Educación reglamenta su venta en las escuelas.
n Inspectores municipales vigila el exterior.
