¡Pero qué susto me metió Galilea Montijo el domingo en Pequeños Gigantes 2!, yo dije “ahora sí se le abre la cesárea, en esta agachada se le botan los hilos”.
En la oficina a todas nos cai bien, y no se diga a los licenciados y a mis compañeros de mantenimiento; oiga es que es simpaticona y está re’guapa ¡nomás no sé cómo le hace para estar así de buenona! yo por más que lo intento no logro ni de chiste parecerme a ella, y eso que me pongo faja y uso todas las cremas que me venden en la oficina.
Bueno, el punto es que volvió muy pronto a trabajar tras haber parido a Mateo, ¡apenas 20 días después!, digo, ¿no se pudo esperar siquiera a cumplir la cuarentena?
Yo no tengo hijos pero sí muchas amigas que se han embarazado varias veces, ahí está la Rosy ¡nomás tuvo siete! Jajajaja, y como no tiene familia, pos yo la ayudé tras cada parto y es como si lo hubiera vivido.
En fin, como iba diciendo no me parece bien que ya ande del tingo al tango, qué se me hace que las de archivo tienen razón: dicen las muy habladoras que como Pequeños Gigantes es un gran negociazo para Televisa, que a los dueños de la empresa les importó más sacar al aire el programa que esperar que Gali se recuperara. ¡Ah pero eso sí! qué me dice de que la tapatía anda presumiendo al Mateo por todos lados; primero salió en una revista de sociales muy “pipirisnice” y luego en los Pequeños Gigantes y por supuesto en el programa Hoy. Sí me cae a todo dar pero que ya le baje, que proteja a su chiquillo.
Oiga, creo que la que tiene que bajar, pero de peso, soy yo y más ahora que la Lady Gaga anunció que invitará a su boda a ¡18 mi fans!
Ya me vi en el bodorrio: con un sombrero en forma de Torreón (pa que identifique de donde vengo) y un traje de nopal, digo, tengo que estar en onda, ¿no?
Estoy tan emocionada que no puedo dejar de pensar en la boda de la cantante con el actor Taylor Kinney. Oí a las chavas de limpieza, que se saben toda su vida y sus canciones, que su hermana Natali Germanotta diseñará su vestido de novia quesque porque es la gran revelación en el mundo de la moda. Pos no quiero pensar cómo será, si sigue con su línea excéntrica pos quizá hasta una novia entera se come!
La verdad estoy hablando de estas cosas para que se me quite por un momento la gran tristeza que siento por la muerte del “Chato” Cejudo, el amigo, que digo amigo, el hermano de nuestra querida Carmen Salinas.
Lamentablemente el cáncer acabó ayer con su vida. Cuando me dijeron Conchis y Licha, las de contabilidad, se me estremeció el corazón. Ya estaba muy malo, según entendí tenía cáncer en el hígado, de hecho ya ningún medicamento le hacía y hasta lo habían desconectado del respirador artificial, nomás estaban esperando a que diera su último suspiro.
Fíjese nomás lo que son las cosas, el Chato murió el mismo día (el 19 de abril), pero 18 años después, que Pedro Plascencia, hijo de Carmen Salinas, quien también falleció de cáncer, pobre de mi Carmelita… resignación doñita, resignación.
Siento re’te feo porque conocí al Chato. Ya saben que soy muy mitotera y como mi jefe, el licenciado Rodríguez es amigo de la artista, siempre me entero cuando viene y pos voy a esperarla al aeropuerto. En varias ocasiones me tomé fotos con Carmelita y el Chato, los dos siempre tan amables, tan gente.
El Chato era muy dicharachero, no se podría esperar otra cosa si vivió con Carmen por más de 40 años.
Pos en nombre sea de Dios, por lo pronto voy a ir a comerme un caldito al mercado Juárez pa’ levantar el ánimo, y de pasadita, pa echar chisme con todas mis comadres.
