Las Chivas Rayadas del Guadalajara se llevaron el Clásico Tapatío al vencer 2-0 al Atlas, con goles de Rafael Márquez y Marco Fabián. (Jam Media)
El gol es vida. Es el oxígeno del futbol. Por eso, el grito es desbordante. Marco Fabián corre con los puños apretados. El paso firme. Triunfador. Lleva dirección hacia su banca. Lo felicitan sus compañeros. Abraza al técnico John van't Schip, celebran el 2-0 sobre el Atlas y el Guadalajara regresa a zona de Liguilla.
Echa una mirada al palco presidencial. Se toma la camiseta con ambas manos. Hay coraje en el rostro. En la semana, después de la eliminación ante Concacaf, hubo regaño. Esta es, quizá, una forma de ratificar su cariño por los colores. Pero el gol es vida. En esto del futbol, el buen juego no siempre aparece. Pero en los clásicos, la intensidad es imperdonable. Se pone sí o sí. No hay otra forma de jugarlos. Guadalajara lo entendió ante América. Ganó. Lo comprendió ayer contra el Atlas. Tres puntos de oro.
Apenas la primera llegada del partido. Minuto 10. Por la derecha, Jesús Sánchez levanta la mirada. Acción indispensable para quien pretende jugar como extremo. Enseñanza básica, al parecer bien aprendida. Localiza su objetivo en el centro del área y Rafael Márquez Lugo pone al frente a las Chivas.
La explosión de la afición sirve para adornar un poco los huecos que hay en la tribuna. El clásico tapatío nunca ha llenado el Omnilife.
Después, Marco Fabián con un "zapatazo" de fuera del área puso el 2-0 definitivo.
PUNTOS
Suma el Rebaño Sagrado y es octavo lugar de la tabla general por mejor diferencia de goles.