Chivas no pudo romper el cero en el estadio Omnilife. Chivas y San Luis incrementan sus crisis tras empate sin gol
La sentencia es unánime y estremecedora: aunque está lejos de ser una buena entrada, el abucheo -tras el silbatazo final- cimbra al reluciente estadio Omnilife.
Los jugadores de Chivas, tras el 0-0 ante San Luis, abandonan el césped artificial con la cabeza baja. Al menos, esta vez ya no tienen que cargar con la derrota. Pero el fondo de la tabla, con apenas dos puntos, continúa como el hogar del Rebaño Sagrado.
Los silbidos no son sólo por el pésimo encuentro del cuadro rojiblanco. Son reflejo también del enfado de una afición cansada de la amargura que reina en el nuevo hogar del Guadalajara, donde no se saborean las mieles de la victoria, en partidos del torneo local, desde hace seis meses. El último triunfo sobre la cancha sintética se remonta al 20 de agosto pasado (2-1 sobre Monterrey). La que debía ser una fortaleza, es hoy una triste morada.
Chivas es una burda copia de sí mismo. Imita lo hecho a lo largo de seis jornadas previas. Y eso para nada es un halago. El Guadalajara se estrella una y otra vez, con más fuerza en cada ocasión, contra el muro de su propia ineficacia ofensiva. San Luis, sin esforzarse demasiado, contiene al cuadro local.