Los enfrentamientos entre partidarios y detractores del régimen sirio en la ciudad libanesa de Trípoli, en el norte del país, han dejado al menos 12 muertos y más de 100 heridos, en los choques más severos desde la guerra civil de Líbano (1975-1990).
Los choques son protagonizados desde el lunes pasado por vecinos de los barrios de Bab al-Tabbaneh (de mayoría sunita) y de Yabal Mohsen (mayoritariamente alauita, facción chiíta a la que pertenece el presidente sirio, Bashar al-Assad.
Durante los enfrentamientos entre estas dos comunidades separadas por una calle, los sunitas mayoritarios y alauitas, en el poder, utilizan armas automáticas, cohetes y bombas, según el diario libanés Al-Manar.
El primer ministro libanés, Najub Mikati, ha llamado al ejército y a las fuerzas de seguridad “a hacer lo posible para detener esta batalla absurda”.
Desde el comienzo del conflicto en Siria, a mediados de marzo de 2011, estos dos barrios son escenario de combates entre sus habitantes, que también se extendieron a Beirut y a otras áreas del Líbano.
La lucha entre alauitas y sunitas en Trípoli refleja el conflicto en Siria, donde el régimen de al-Assad es dominado por la minoría alauí y la oposición está compuesta principalmente por sunitas.
Las Naciones Unidas, que han alertado de que Líbano vive una situación “cada vez más precaria” debido al deterioro de la crisis en Siria, ha llamado a la comunidad internacional a apoyar a Beirut en sus esfuerzos por frenar las consecuencias del conflicto sirio en sus fronteras.
El subsecretario general de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, expresó su preocupación por los enfrentamientos en Líbano y advirtió que las tensiones en el país persisten, incluso “se exacerban fácilmente” debido al conflicto sirio.