El crecimiento de nuestra nación está sustentado en la congruencia que debe existir en el pensar, decir, actuar y voluntad de todos nosotros.
Es evidente la falta de justicia social. Los pobres son muy pobres, porque hay un estado de cosas que en nada les beneficia y para colmo nada hacen por ellos. Falta reflexión, educación, cultura política y participación ciudadana y subsiste una clase media que está en peligro de extinción ante un nefasto modelo económico. De nada sirven frases como "soberanía popular" y "el poder público emana del pueblo", si no hay participación ciudadana, y ésta debe encaminarse al desarrollo comunitario, a la justicia social.
Dicen que los mexicanos no nos apoyamos unos a otros. Se comenta el cuento de las cubetas llenas de cangrejos mexicanos en el que ninguno puede salir por que los otros no se lo permiten. Dicen que algunos mexicanos de tez blanca no simpatizan con los morenos; dicen que los mexicanos siempre, - aún antes de la conquista-, hemos vivido estratificados en castas y que por eso nunca vamos a construir sistemas democráticos, porque siempre mandarán sólo unos cuantos, que generalmente nunca son los mejores. Y los mexicanos del siglo XXI, ¿Qué decimos?, ¿Qué acciones vamos a tomar para implementar una sociedad con mayor equidad y mejores oportunidades de vida para todos?.
Queremos la paz social basada en la justicia social, porque de lo contrario tarde o temprano estallan hechos no deseados. Definitivamente, las siglas y colores políticos no son el indicador de la honestidad en el ejercicio del gobierno. No son las siglas ni los colores los que garantizan el cambio y el desarrollo; el crecimiento de nuestra nación está sustentado en el pensar, decir, actuar y en la voluntad de todos nosotros.
Considero preocupantes los comentarios de aceptación a un estado de cosas sin rumbo como lo son: "ya robaron unos, ahora que roben otros", "la política es así, el que llegue va a hacer lo mismo", "antes fue fraude patriótico, hoy es fraude legal". Son frases que inmovilizan la conciencia colectiva y las debemos rechazar para en verdad andar el camino que nos lleve a un país democrático y honesto, en que el crecimiento económico esté basado en el mayor bien para la mayoría; así, quien gobierne estará alerta de una sociedad vigilante que lo apoyará o impugnará.
Hay grupos integrados cupularmente por personas alejadas del conocimiento vívido sobre la problemática del país y de su gente, defendiendo los intereses de grupos empresariales, señalando errores del gobierno. No es malo ser rico, (de hecho es bueno), lo malo es gobernar sin saber cómo viven los que menos tienen.
No hay hoy en día, partido político con calidad moral para reclamar acciones del pasado. En definitiva, las posturas en los procesos de elección popular, en caso de señalar errores, serán señalamientos del presente, proponiendo soluciones y alternativas viables para mejorar. Dejar de lado las trivialidades, deseamos contiendas con la expresión de las ideas, con proyectos viables para un México mejor. La sana participación de todas las ideas y propuestas es útil, necesaria e indispensable para que el ejercicio de gobierno no pierda la esencia de los partidos políticos.
Lo importante de esta parte del texto es reconocer que los males que aquejan nuestra sociedad es responsabilidad social. Debemos rechazar a quienes quieren manipular a la sociedad inventando buenos y malos; hadas madrinas contra brujas y vampiros. Hoy día, en todo México se ha constatado como gobiernan los individuos emanados de diferentes partidos. Tenemos parámetros, sabemos que tanto la honestidad y deshonestidad como la eficiencia e ineptitud existen en cualquier organización y, por tanto, en cualquier partido político.