Primera parte
Las modas y modismos pasan, hasta las opiniones se modifican, pero la naturaleza humana permanece, permanece con sus impulsos y emociones.
Tenemos una serie de resultados en nuestra sociedad, en nuestro país, que nos generan información y que nos condicionan a pensar de cierto modo. Además, contamos y desarrollamos habilidades, generamos internamente sistemas que basan nuestro actuar y definen nuestro pensar; percibimos un México que deseamos tener en mejores condiciones, sentimos en nuestro interior ese deseo de producir resultados para vivir mejor, para que nuestros descendientes vivan mejor, por lo que día a día hacemos elecciones encaminadas a obtener nuestros deseos.
La política es una elección en la cual interactuamos unos con otros; es el medio natural que por siglos hemos utilizado socialmente para encauzar sistemáticamente el desarrollo comunitario.
Tenemos esa aparente exigencia, necesidad, cuestión natural de nosotros de relacionarnos y compartir con nuestros semejantes, con nuestro prójimo, porque se supone que naturalmente aspiramos a mejorar nuestro entorno. Nosotros vemos el mundo como somos nosotros mismos, opinamos en base a como somos, a nuestros paradigmas y a nuestras percepciones, por lo que la responsabilidad de nuestras opiniones radica en que tengamos conciencia de esos paradigmas.
¿Qué paradigmas tenemos?, ¿Qué pensamos de la democracia?, ¿Qué pensamos de la política?, ¿Qué pensamos de los políticos?, ¿Qué pensamos de nosotros mismos?
Adquirimos conciencia cuanto más nos relacionamos íntimamente con las cosas que percibimos en nuestros pensamientos, la verdad es que pensamos porque existimos, nos damos cuenta de nuestro entorno porque somos seres vivientes, razonamos nuestro entorno, y con voluntad los mexicanos tarde o temprano, actuamos en consecuencia.
Debemos interactuar y enfocarnos en nuestras metas, sobre todo en una trascendental: la construcción del México del siglo XXI. Con trabajo arduo, disciplina, persistencia, y (el menos común de los sentidos), el sentido común, naturalmente lo podremos hacer.
Lo vamos a hacer, lo vamos a construir como un reflejo de nosotros mismos, como somos nosotros mismos. Quisiéramos que todos se comportaran en base a las virtudes humanas, deseamos un estado ideal tanto en el aspecto personal como social, y esperamos lo mismo del gobierno, del Estado, de las autoridades, de las leyes, por eso es importante que el quehacer político se desarrolle con moralidad. Los vicios humanos trasladados al quehacer político desgracian socialmente el entorno de su competencia, el del patrimonio público, de la identidad general.
"Así somos", frase que desvirtúa el valor de avanzar, de mejorar, de desarrollar, al asociarlo con actos negativos como el de la tranza, "el que no tranza no avanza", frase que crea desconfianza entre nosotros mismos, sucede que los intereses personales, las ambiciones personales afloran, provocan actitudes de servilismo, mezquindad, prepotencia, arrogancia, querer eliminar al adversario, "obtener todo a costa de todo".
Y la verdad es que hay palabras que no se las lleva el viento, las palabras se quedan, existen tantas frases grabadas en el dominio popular que están enraizadas en la conciencia colectiva, claro que a la par vamos conviviendo con moldes anacrónicos, con personas jóvenes o mayores que actúan de una manera propia del despotismo de la época colonial...