El espacio público es, en primer lugar, es el espacio de la ciudad, de la participación de la gente. También es el contenedor donde las relaciones sociales se organizan.
Es el lugar básico donde la convivencia adquiere su máxima expresión y donde, a la vez, se manifiesta de forma más patente el conflicto y la diferencia. Es un escenario complejo, donde las interacciones sociales y la expresión de los diversos intereses de las personas y los grupos se establecen, se construyen y transforman la identidad citadina.
Nos definen el espacio público aquel que ayuda decisivamente a conformar lo que puede denominarse 'cultura urbana' o, lo que es lo mismo, el conjunto de caracteres reales y a veces imaginados o difusos que otorgan a la ciudad una identidad propia.
La identidad urbana favorece la socialización y el sentido de pertenencia, puesto que define a la ciudad como una entidad en sí misma, que la diferencia de otras.
Los espacios públicos asumen distintos roles para contribuir a la cohesión social ya que son los lugares en los cuales la ciudadanía se reconoce a sí misma. Los individuos se ven como miembros de una comunidad, creando su historia colectiva y adecuándose a los cambios y a la innovación del tejido urbano. Pueden ser símbolo de una zona o de toda la ciudad.
Los espacios de convivencia, como las plazas, los parques y mercados, desempeñan un rol central de cohesión social, fomentando la integración de los habitantes de una misma zona. Son el lugar privilegiado en el cual se establecen y conviven relaciones, se construyen y entrelazan las identidades, los intereses y las trayectorias individuales.
Los académicos nos dicen que la calle y la plaza han sido siempre la prolongación de la vivienda, principalmente en donde éstas cuentan con un espacio reducido, lo que generalmente ocurre a familias de bajos ingresos económicos.
A la calle y la plaza todos tienen acceso y derecho, y ofrecen la posibilidad de crear actividades para las cuales no hay un lugar adecuado en los espacios privados. En estos términos puede ser utilizado como un instrumento de re-equilibrio en las desigualdades sociales. Y en verdad lo vemos y hemos vivido a diario este concepto de la prolongación de la vivienda.
En los espacios debe producirse una interacción significativa entre personas y grupos y de ellos debe hacerse un uso cuantitativa y cualitativamente significativo, sin embargo hoy día la ciudad es cada vez menos un espacio amable, y, en muchas ocasiones, sus espacios públicos han llegado a ser lugares de paso donde es difícil la comunicación y la interacción.
La sensación de que la ciudad y muchos de sus habitantes cada vez son menos amables y los espacios públicos llegan a ser en ocasiones lugares de paso donde es difícil la comunicación y la interacción, genera la creciente sensación de inseguridad y vamos generando mayor exclusión social juvenil, por un lado, y la decreciente capacidad del espacio público de cumplir un rol de cohesión social y ciudadanía, por otro.
Por eso urge la reconstrucción del tejido social, la construcción de ciudadanía participativa y desde luego, fomentar economía solidaria.
Por eso, también es saludable reparar en lo cotidiano, relajarnos y de manera natural nuestra mente distinguirá lo importante, generará soluciones, ideas e iniciativas. Pensar en lo necesario de nuestra participación inspira eficiencia e imaginación, el incentivo de mejores niveles de vida produce creatividad.