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COLUMNA DE HÉRCULES

NECESARIO DESCUBRIR LOS RECURSOS OCULTOS

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

La historia reciente de las ciudades ha puesto en evidencia cómo una mala planificación y un escaso o ausente mantenimiento de un espacio urbano pueden contribuir al proceso de degradación física y social de un área.

Hoy vivimos una degradación del tejido social. No sólo la herida del problema social llamado pobreza, que ha generado para muchos, la falta de acceso a educación, a servicios de salud, a falta de prestaciones comunitarias, como alcantarillado o transporte.

El estado de descuido y el abandono de los espacios, la basura; y la degradación social que puede comprender episodios relacionados con el consumo y el tráfico de droga, la prostitución, el vagabundaje, la mendicidad, el comercio injusto, los grupos abusivos de personas y los actos vandálicos son indicadores claros de declinación ambiental en un barrio.

Es muy difícil que los espacios públicos donde hay una degradación ambiental o social puedan ser lugares de encuentro o integración.

A la inversa, espacios bien mantenidos y cuidados, transmiten a los ciudadanos un sentido de acogida y la presencia de una comunidad cohesionada y capaz de ejercitar un control sobre su territorio.

Es importante diseñar espacios flexibles, funcionales a los usos prefigurados; pero no rígidos, ya que fácilmente usos y actividades en el espacio público pueden modificarse en el tiempo. En última instancia, también sería útil encontrar la manera de dejar espacio a lo no planificado, si el equilibrio entre las exigencias de planificación y las de dejar una parte de espacio a disposición de la imprevisibilidad son el punto de llegada más difícil de alcanzar.

Es posible observar cómo en el espacio público se generan fenómenos espontáneos: el jardín que llega a ser área de descanso, las banquetas del parque que por la noche es una pista de patinaje, el rincón de la plaza que se transforma en una pista de baile… La informalidad del uso del espacio público es indicador de vitalidad y dinamismo social.

El modo en que un espacio público se presenta, su forma, los materiales dominantes, cómo está iluminado, son decisivos para determinar su frecuentación, en términos de cantidad y tipología de personas. Elementos como el decorado, las pavimentaciones, la iluminación, llegan a ser instrumentos esenciales de estrategias para promover un uso amplio y diversificado de una plaza, una calle o un parque.

Pero como un elemento central en la conflictividad de los espacios públicos urbanos es la relación entre la creciente sensación de inseguridad difusa y exclusión social juvenil, por un lado, y la decreciente capacidad del espacio público de cumplir un rol de cohesión social y ciudadanía, por otro. Es necesario descubrir los recursos ocultos que puede haber en las comunidades vecinales.

Lamentablemente muchos miembros de esas comunidades comparten y creen en su propia impotencia, desesperanza, apatía y timidez. La pobreza, como problema social, cuenta con factores condicionantes como la ignorancia, apatía, corrupción y la dependencia a la caridad privada y pública. Estos factores generan a su vez, factores secundarios como falta de mercados y pobre infraestructura.

Sin lugar a dudas, el desarrollo sostenible de una comunidad es el aumento de su autosuficiencia, claro, derivado de políticas públicas encaminadas a ello. Todas las comunidades tenemos recursos, habrá que identificarlos.

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