La economía solidaria como una opción, ya que nos conviene ejercer nuestra libertad de elegir dónde y cómo consumir, de hacerlo con compromiso social. Estoy convencido que entre todos podemos crear proyectos socioeconómicos tanto en la producción como en la distribución y consumo de nuestras necesidades.
En otros países operan grandes redes de economía alternativa y solidaria que se desarrollan por iniciativa del tejido social. Hay reportajes de buenas prácticas colectivas, quienes ya han participado de estas prácticas desean hacer visible cómo es posible, claro, desde su óptica y experiencia, un sistema social y económico más humano, justo y solidario. Hay quienes desean compartir y profundizar en el desarrollo de herramientas colectivas.
Te encuentras reportajes sobre la soberanía alimentaria, banca ética, seguros éticos y solidarios, por ejemplo (http://www.comunidadescaf.org) puedes encontrar una especie de pequeños bancos comunitarios basados en la confianza entre sus miembros, que invierten en estos "micro-bancos" informales y se prestan dinero entre ellos/as en base a unos criterios consensuados por todos sus miembros.
Además de favorecer el ahorro y permitir el acceso a recursos financieros a gente que está excluida del sistema bancario, también tienen un importante componente socializador y de creación de redes y lazos sociales.
Les voy a compartir la definición de mercado social que considero más completa:
Una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios y aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, en un territorio determinado, constituida tanto por empresas y entidades de la economía solidaria y social como por consumidores/as individuales y colectivos.
Posteriormente hablaremos de cómo funcionarían estas redes y estas prácticas, porque primero debemos percatarnos que socialmente estamos tan ocupados trabajando para subsistir que no nos concentramos en generar liquidez y ganancias. Estamos socialmente resignados a pesar que en estas circunstancias la resignación nos daña, evita lograr la conquista de uno mismo. Normalmente los individuos al ser vencidos por la rutina, automáticamente se resisten a cambiar para vivir mejor, se traicionan a sí mismos.
Si todos supieran que la solidaridad es buena, que en lo individual nos ayuda para serenar nuestros pensamientos y nos aleja de sentimientos negativos. La verdadera armonía y prosperidad sólo es posible si estamos libres de sentimientos negativos. Pero las circunstancias, los dogmas, esos condicionamientos socioculturales han dejado tantas víctimas alejadas de la armonía y la prosperidad. Sin lugar a dudas la participación social y la economía solidaria son la opción para nuestro tiempo y nuestras circunstancias.
En un mundo ideal escucharíamos a alguna dama interesada en lograr el mayor bien para el mayor número de personas decirle a sus vecinos:
--Estimados míos, nosotros estamos excluidos del sistema financiero, por eso nuestra actividad debe generar impacto directo y a favor de nuestro patrimonio. Debemos confiar entre nosotros. Debemos aprender a hacer compras inteligentes.
Que les parece si hacemos listas de cuáles son los artículos y despensa importante que debemos tener en nuestras casas, y entre todos, debemos elegir a un sólo proveedor, a aquel que sea lo suficientemente inteligente para ser solidario con nosotros. También debemos de hacer una lista de nuestros talentos y habilidades, de cuáles son los servicios y bienes que podemos ofrecer; y consumirnos entre nosotros. ¡Hasta capacidad de ahorro vamos a tener!
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