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COLUMNA DE HÉRCULES

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

Concluíamos en el artículo anterior sobre un análisis de El Instituto de Paz de Estados Unidos, que la prevención del conflicto cuesta o podría costar mucho menos a la Comunidad Internacional que los conflictos en sí. En algunos casos, la diferencia en el costo es verdaderamente sorprendente.

"Tampoco podemos permitirnos el lujo de no invertir en la prevención de conflictos.", "El ahorro que se genera al detener la violencia a nivel mundial, antes de que comience es demasiado grande y urgente.", son conclusiones contundentes, cuya verdad aplica, tanto en lo regional como en lo local.

En las últimas décadas hemos, como sociedad cometido el crimen de permisibilidad y tolerancia a una vida cotidiana en que se acepta el soborno, se aceptan políticas públicas que enriquecen a unos y empobrecen a otros, se permite sin luchar un estado de cosas que afectan a la mayoría de los seres humanos, se tolera en barrios y colonias la venta de cerveza y cigarros a menores de edad, se fue tolerando en el camino tantas cosas, tanto en las casas como en el país, tanto en lo particular como en lo general.

Hoy sabemos que la paz es más conveniente que la perversión de normas y principios. Eleftherios Goulas y Athina Zervoyianni, del Departamento de Ciencias Económicas de la Universidad de Patras, Grecia; presentaron en abril del 2012 un trabajo de investigación titulado "El crecimiento económico y los delitos: ¿Importa la incertidumbre?"

Mencionan en su investigación diversos estudios de las últimas dos décadas que la importancia del crimen para determinar el progreso económico de un país ha sido reconocida, a pesar de análisis empíricos no contundentes por variables que puedan estar causalmente relacionada con el crimen. También mencionan una significativa asociación negativa entre el crimen y el crecimiento per cápita del producto interno bruto. Se explora el estado de cointegración entre seis tipos de delitos y el (nulo o bajo) crecimiento del empleo. En este trabajo pretenden añadir a la literatura existente, mediante la exploración de la delincuencia, en qué medida el grado de incertidumbre macroeconómica influye en la forma en el impacto sobre el crecimiento de la delincuencia. Se encuentra que las aceleraciones del crimen ejercen una fuerte influencia adversa sobre el crecimiento y por lo tanto la incertidumbre mayor de lo normal con respecto a la situación futura de la economía, ya que el retorno de la inversión privada es menos seguro. Sus resultados implican que la incertidumbre macroeconómica fortalece el efecto adverso del crimen sobre el crecimiento, un incremento de 10% en la tasa de crímenes puede reducir entre un 0.49 y 0.62% el crecimiento del PIB per cápita.

Sin embargo, cuando hay certidumbre económica las aceleraciones del crimen no ejercen influencia independiente adversa.

Sin lugar a dudas que la paz es el requisito previo para alcanzar los niveles de cooperación y equidad social, y que para combatir a la delincuencia hay que combatir el desempleo, hay que construir espacios, tanto de cultura como de deporte. Pero sobre todo debemos participar en la reconstrucción de nuestro tejido social y en la construcción de mejor comunidad.

amigo@juancarlosalonso.com.mx

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