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COLUMNA DE HÉRCULES

LA APUESTA

JUAN CARLOS ALONSO CARREÓN

Muchas personas no confían en los partidos políticos, los ven con carencia de ofertas políticas sólidas y significativas, ¿a qué deben apostar los partidos políticos para ganar confiabilidad?.

La creación de tantos partidos políticos no ha servido para fortalecer la expresión de las ideas ni mucho menos para crear opciones para un proyecto de nación. No se ha logrado siquiera generar el sentir de participación democrática entre la mayoría de los mexicanos, de hecho, lo que vemos, lo que se percibe, es que se utilizan los partidos políticos como negocios familiares y para tener fuentes de financiamiento y riqueza, y lograr con ello, que los familiares y amigos estén dentro del presupuesto público.

El hecho de que existan tantos partidos políticos no quiere decir que trabajen por un proyecto de nación o que representen el sentir popular. Sin embargo, es sabido que en todos los organismos, asociaciones, instituciones y clubes, hay gente con ganas de trabajar por el bien de los demás. Esto se traduce en que toda esta gente de buena fe hace sus propios planteamientos y desde sus particulares puntos de vista, que son éstos los que deben enriquecer los procesos democráticos, debemos impulsar la participación ciudadana.

Desde luego, estamos en posibilidades de ser un país con instituciones políticas con gobernantes y representantes que sí tengan voluntad de servicio. De nosotros depende trabajar en la renovación social y en sociedad para generar un nuevo proyecto de nación.

Se requiere de unidad, integración generacional, rostros nuevos, formación de cuadros y valorar la carrera política. El país requiere de partidos que representen los intereses de muchos, de millones, que generen instituciones para mejorar el nivel de vida de los mexicanos sin permitir políticas que dañen la economía familiar.

Hay condiciones que no terminamos de superar, como el hecho de 2 presidentes de la República proclamándose como tales al mismo tiempo. Sin embargo, lo sucedido entre Benito Juárez y Félix Zuloaga primero y Felipe Calderón y López Obrador después, lo demuestra. Cada cien años México vive hechos sangrientos.

Claro que la inmensa mayoría de mexicanos rechaza que México vuelva a pasar por otro momento de coexistencia de presidentes, ni tampoco un régimen autoritario. No es sano el régimen presidencialista, y mucho menos mantener en el poder a quienes hacen de la demagogia su modo de vida. No debemos soportar más el tráfico de influencias, ni a candidatos que prometen arreglar el país por decreto y solucionar conflictos en 15 minutos. Ya no más. No queremos que nos gobierne alguien que se crea redentor, y debemos terminar con la proclividad de muchos mexicanos a engrandecer personajes de la era moderna que toman posturas de corte caudillista estando desprovistos de los talentos y habilidades necesarios para gobernar esta nación. Hay condiciones que no terminamos de superar, es cierto, donde hay miseria no puede haber democracia, hay mucho por hacer, "a Dios rogando y con el mazo dando".

¿Qué no podremos los mexicanos consolidar un sistema político democrático y con justicia social?

Es una invitación a participar en los asuntos públicos, ya que la democracia no se limita al hecho electoral, sino que va más allá, es la participación ciudadana en pleno, es conciencia cívica, es observar el desempeño de las autoridades que deben respetar las leyes, es señalar fallas, proponer soluciones, es buscar el desarrollo comunitario para verdaderamente progresar procurando la justicia social.

amigo@juancarlosalonso.com.mx

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