REMESAS EN RECUPERACIÓN
Las remesas que envían los trabajadores migrantes a sus países de origen son una fuente importante de recursos que apuntalan la entrada de divisas, así como el sustento de sus familias.
Son varios los países que destacan como grandes receptores de remesas, entre los que se encuentra el nuestro, con una participación significativa en el total mundial, pero sin ser tan relevantes como para otros países.
Los ingresos por remesas familiares que recibe México, principalmente de sus trabajadores migrantes en Estados Unidos (EU), tuvieron un crecimiento significativo, en especial entre 2003 y 2007, cuando pasaron de 15.1 miles de millones de dólares (mmd) a 26.1 mmd, respectivamente.
Ese último monto duplicó en 2007 los ingresos por turismo (12.9 mmd) y se ubicó cerca de otras fuentes importantes de divisas como las exportaciones petroleras (43 mmd), exportaciones automotrices (41.9 mmd) y la entrada de inversión extranjera directa (31.5 mmd).
La Gran Recesión que afectó a la economía de EU y a la nuestra en 2008 y 2009, se manifestó también en una reducción en los ingresos por remesas en esos años y también en 2010.
Pero el año pasado las remesas presentaron un crecimiento cerca de 7 por ciento, para ubicarse en 22.7 mmd, con datos del Banco de México, representando poco más del 6 por ciento del total de los 372 mmd en remesas recibidas por todos los países emergentes y en desarrollo, de acuerdo a los cálculos realizados por el Banco Mundial.
Estos cálculos muestran que por su monto total, los mayores receptores de remesas fueron India (64 mmd) y China (62 mmd), respectivamente, seguidos por Filipinas (23 mmd).
A pesar de que los países mencionados y México son los que reciben el mayor monto de remesas, sus economías no son las que dependen más de esos ingresos. La proporción de remesas sobre el Producto Interno Bruto (PIB) es mayor en Tayikistán (31 por ciento), seguida por Lesoto (29 por ciento), Moldavia y Samoa (23 por ciento cada una).
En América Latina el país más dependiente de las remesas es El Salvador (16 por ciento del PIB). En México la proporción a nivel nacional es mínima (2.0 por ciento), aunque detrás de esto se esconde el hecho de que el flujo de remesas es crucial para algunas regiones del país, caracterizadas por la exportación de mano de obra, como Michoacán, Guanajuato y Zacatecas.
La importancia de las remesas como generadoras de divisas y su papel estratégico para algunas entidades federativas son factores suficientes para darle un seguimiento continuo y más detallado en nuestro país.
Los datos disponibles para enero-mayo de 2012 reflejan un alza de 6.5 por ciento respecto a igual lapso de 2011, anticipando un crecimiento superior al 5 por ciento por segundo año consecutivo en 2012, lo que apoya una expectativa positiva para nuestra economía.
Esta evolución obedece, fundamentalmente, al desempeño relativamente favorable de la economía en EU que, previsiblemente, continuará en los meses próximos, aunque con el riesgo de ser perjudicado por la turbulencia financiera asociada a los problemas de Europa.
A mayor plazo, se anticipan cambios significativos en los flujos de remesas hacia México, especialmente por razones externas. Dentro de estas se encuentra el ambiente cada vez más negativo hacia la migración ilegal en EU y las medidas adoptadas para reducirla, especialmente a raíz de los ataques terroristas de septiembre de 2001.
Una investigación reciente realizada por el Centro Hispánico Pew muestra una caída drástica en el número de mexicanos que ingresan a los EU, junto con un número importante de paisanos que regresaron a México, de modo que entre 2005 y 2010 ocurrió prácticamente una migración neta de cero.
El Centro atribuye este fenómeno a la debilidad de la economía estadounidense, la recuperación económica en nuestro país, los cambios demográficos en México, las deportaciones crecientes y las medidas de seguridad más estrictas en la frontera sur de EU.
Otro dato importante es que cada vez son más los mexicanos que tratan de ingresar a EU de manera legal. Hace una década eran menos del 10 por ciento los que lo hacían con la documentación legal respectiva, mientras que ahora esa cifra se ha elevado al 50 por ciento, donde una parte, quizá, responde al clima de inseguridad en nuestro país.
Lo anterior apunta hacia un cambio estructural futuro en el monto, así como en la naturaleza y composición de las remesas hacia México en el mediano plazo, lo que bien pudiera afectar negativamente a las zonas del país que más dependen de ellas.
Regreso a esta columna el 8 de agosto.