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COMIENZO ENGAÑOSO

SALVADOR KALIFA

Es curioso cómo cada año nuevo se caracteriza, en lo general, por un ambiente relativamente optimista en los mercados financieros, aun cuando los problemas de deuda soberana en Europa, así como las dificultades para sortearlos, no han cambiado desde las fiestas navideñas del 2011.

Una posible explicación para el optimismo pudiera ser que los números económicos de Estados Unidos (EU) han sido positivos y, en algunos casos, mejores a los esperados. Por ejemplo, la tasa de desempleo de diciembre se redujo a 8.5 por ciento y los datos más recientes de sus indicadores de confianza son alentadores.

Por un lado, la confianza de los consumidores estadounidenses, de acuerdo al índice mensual que publica la Universidad de Michigan, registró su quinta alza consecutiva para colocarse este mes en 74 puntos, mientras que la semana pasada también se dio a conocer que el nivel de confianza de los constructores de viviendas alcanzó su nivel más alto desde junio de 2007, gracias a que mejoraron las ventas y el tráfico de compradores de casas.

Estas señales de mejoría en la economía de EU han contrarrestado, hasta ahora, los efectos negativos de la pesadilla europea sobre los mercados financieros, que en lo que va del año han tenido un comportamiento muy aceptable.

En efecto, los precios de las acciones han subido en los países desarrollados y en muchos emergentes, incluyendo nuestro país, donde además hemos visto un fortalecimiento del peso frente al dólar. Muchos quisiéramos que esta evolución fuera un anticipo de lo que nos deparará 2012 en materia financiera, pero me temo que todavía no hay razones suficientes para confiar que sea así.

Por el contrario, considero que siguen presentes suficientes nubarrones de tormenta alrededor del mundo, entre los que destacan los problemas de deuda soberna en Europa, la pérdida de vigor económico en Asia y los enfrentamientos políticos en EU en un año electoral, que aconsejan mantener una gran dosis de escepticismo respecto a la premisa de que la favorable evolución financiera reciente se prolongará, sin contratiempos, el resto del año.

El principal obstáculo para un alza ordenada de los mercados será, sin duda, Europa. No perdamos de vista que está en recesión y que ella se agravará en el transcurso del año. La caída del Producto Interno Bruto será dolorosa en países como Grecia, España, Italia y Portugal, la desocupación será mayor y aumentará el descontento social.

En esos países habrá huelgas generales, demostraciones y paralización de servicios públicos, y no sería raro que según empeore la situación económica y crezca el desempleo, ocurra una escalada violenta de las protestas, que pudieran descarrilar los programas de ajuste y forzar el incumplimiento de los compromisos financieros.

En ese contexto, la expectativa de un menor crecimiento económico en Asia, particularmente en India y China, se convierte en una complicación adicional para la economía global. Por ahora los analistas prevén un aterrizaje suave de esas economías, pero no se puede descartar la posibilidad de un ajuste más brusco que exacerbaría los efectos negativos de la recesión europea sobre el resto del mundo.

La economía de EU es, por tanto, el farol en medio de tanta obscuridad. Comenzó bien el año y todo indica que sin sobresaltos sorpresivos en Europa o Asia lograría crecer a un ritmo similar y quizá algo superior al del 2011. La gran interrogante es, sin embargo, si se podrán evitar esos sobresaltos.

Los posibles factores negativos para EU no se limitan a eventos externos. Hay también diversos factores internos de índole política que pudieran afectar negativamente a su economía y a los mercados financieros.

El enfrentamiento de los republicanos y los demócratas en el Congreso respecto a los límites de endeudamiento, la extensión del subsidio a los impuestos sobre nómina y la estrategia para reducir el déficit y la deuda pública, así como el juego sucio en la contienda electoral por la presidencia, seguramente aumentarán la volatilidad y el nerviosismo de los mercados en el transcurso del año.

En síntesis, enero comenzó bien para los inversionistas y quizá las buenas noticias duren algunas semanas más, pero las angustias no desaparecerán, menos aun porque considero que Europa, particularmente Grecia, Italia o España, pudieran darnos algunas sorpresas desagradables antes de fines de Abril, que bien pudieran trastocar nuevamente los mercados financieros.

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