"Lo fundamental en educación es el ajuste emocional, la creatividad y la autorrealización"
Psicología humanista
I reconocemos que nuestra primera escuela es la vida en familia y es en donde desarrollamos nuestro aprendizaje emocional, entonces es el lugar en el que aprendemos los sentimientos que requerimos para manejarnos a nosotros mismos y que nos permite observar cómo reaccionan los otros ante tales sentimientos, además de qué pensar y cómo reaccionar ante las sensaciones que manifestamos ante la vida, y sin duda cómo interpretamos y expresamos temores y emociones.
Cabe aclarar que esta "escuela emocional" funciona a través de las acciones de padres, hermanos, tíos, etc. que sirven como modelos a la hora de manejar nuestras propias sensaciones, sentimientos y emociones; y lo que es determinante, es la manera en la que se manifiestan los sentimientos en pareja, entre marido y mujer al interior del seno familiar.
Nos ha tocado vivir una época muy exigente a nivel familiar, siendo lo más difícil ser ejemplo para los niños, ya que existen muchas y cada vez mayores influencias, así como innumerables distracciones; esto nos exige ser cada vez mejores, de manera tal que cuando a nuestros hijos les corresponda asistir a la escuela, lo hagan con el mejor equilibrio emocional.
En la educación formal, existen modas pasajeras que surgen sin ser totalmente acabadas, normalmente sin autenticidad y sin esperanza para resolver los problemas que implican la formación y educación del hombre; el estrés familiar está siempre presente, los padres no saben a dónde acudir, los profesores desperdician la mitad del tiempo en cuestiones de disciplina, los contenidos programáticos parecen inalcanzables; sin embargo, no debemos perder de vista los conceptos básicos de la biología humana, la crianza de los niños y las relaciones padres - hijos que son los que pueden apuntalar estos tiempos tan difíciles.
Estamos ahora pagando el precio como familias y como sociedad, de una mayor incidencia de violencia y conductas poco respetuosas, estamos siendo testigos de cómo adolescentes en apariencia sensibles se convierten tempranamente en padres o se incorporan a la delincuencia; pagando por ello un alto precio cuando ponemos mayor énfasis en los conceptos y en el intelecto de los estudiantes, pero nos olvidamos de sus emociones.
La educación emocionalmente inteligente utiliza técnicas específicas, que son simples, pero importantes y que pueden ofrecer una gran contribución a la armonía del hogar; el concepto se basa en que padres y madres de familia trabajen con sus propias emociones y las de sus hijos de una forma inteligente, constructiva, positiva y creativa, respetando el importante papel de los sentimientos en la naturaleza humana.
Esta forma de educación no constituye una crianza que se conforme de pasos a seguir y mucho menos es una receta que debemos seguir al pie de la letra, no es una clase de enfoques detallados tipo: "Los siete pasos para conseguir niños angelicales o Cómo convertirse en padres modelo, enfoques que rara vez funcionan en el hogar o la escuela" (Elías, et al, EUA 2000).
Como todo lo que es gratificante y significativo en la vida, la educación de los niños está dada en niveles de desafío y riqueza; es la suma total de cuanto hacemos día tras día, lo que puede crear un sano equilibrio en las relaciones en el hogar y las relaciones con otros niños en las escuelas, debemos actuar privilegiando los sentimientos y cómo éstos nos ayudan a manejar la inmensa gama de emociones, con cierto grado de autocontrol, en oposición a la actuación impulsiva.
En todo acto educativo es necesario poner en juego todos y cada uno de los factores que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje (PEA) es decir, aquellos aspectos que permiten que el alumno aprenda equilibrada y significativamente y que son: la percepción, referida al uso de todos los sentidos (incluso la intuición), ya que está demostrado que los humanos aprendemos diferenciadamente (algunos somos visuales, auditivos, kinestésicos, táctiles, etc.).
El uso de la memoria, recordando que no sólo existe la memoria repetitiva o mecánica sino la memoria comprensiva, es decir aquella vinculada a las habilidades básicas del pensamiento (comprensión, análisis, síntesis, reflexión, aplicación, etc.). El interés y la atención, que son la predisposición del alumno para aprender y se convierten en el prerrequisito para hacerlo.
La esfera volitiva del estudiante, considerada como un estado anímico interior de la persona, es decir la que nos permite influir en el alumno para que aprenda desde su voluntad. La utilidad, ya que se ha demostrado que lo que mejor se aprende es lo que nos es útil, lo que percibimos que puede servirnos para realizar algo.
La comprensión, aspecto fundamental para aprender (nada puede ser aprendido, si no se comprende); es el resultado del entendimiento humano que nos permite captar la esencia de las cosas y en donde se ponen en juego los conocimientos previos, las nuevas ideas explicadas armónicamente y la interiorización de los nuevos conocimientos, conformando un nuevo esquema cognitivo.
Por último lo ontológico en el alumno, es decir, el ser humano en toda su esencia, referida a lo que el sujeto es con sus sensaciones, sentimientos y emociones: base fundamental para educar con inteligencia emocional.
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