"El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano"
Platón
L aproximarnos a conceptualizar lo que las actitudes son y su dificultad al momento de abordarlas dentro de un proceso educativo, nos surge la pregunta: las actitudes ¿se educan? La respuesta es afirmativa, ya que toda actitud es un proceso de conocimiento y tiene una raíz que es cognitiva también, es decir, las actitudes se aprenden y por lo tanto tienen como principio fundamental, el uso de la razón.
Es aquí donde las actitudes surgen desde su componente pedagógico, por lo que podemos afirmar que los comportamientos se enseñan, que tienen un ingrediente didáctico y que pueden a mediano plazo educarse. Sin embargo, es básico entender que no pueden ni deben tratarse solamente desde lo conceptual o declarativo, ya que nos quedaríamos (como muchos profesores lo hacen) sólo en la definición de la actitud.
Para poder formar actitudes, es necesario pasar de la definición y el concepto a las dos dimensiones que permiten complementar y llevar dichos comportamientos al plano de lo concreto: la predisposición ante las actitudes, es decir, lo que haríamos cada uno de nosotros ante dicha actitud. La otra dimensión la constituye la acción, es decir, lo que realmente hacemos al poner en práctica dicha actitud.
Cuando de educar actitudes se trata, es importante aceptar que no todos los métodos y las técnicas que podemos usar son y serán eficaces para un grupo o escuela, en el medio urbano o rural. Sin embargo, en todos los casos existen tres vías que nos permiten llegar a formar actitudes: la motivación, la imitación y la actuación.
En lo que a motivación se refiere, las actitudes crecen, se adhieren, se arraigan y se consolidan, debido principalmente a la fuerza del deseo, la intensidad de nuestro afán y de nuestro interés; todas estas cualidades son imprescindibles para esculpir en nosotros, los rasgos propios de cada actitud. Asimilarlas más rápidamente, con cierta eficacia y profundidad, dependerá de nuestro deseo de lograrlas. Esta es la tarea prioritaria del profesor: despertar el interés y el deseo en el logro de las actitudes, de ahí su dificultad; qué complicado es motivar a los desmotivados.
Respecto a la imitación, es importante puntualizar que las actitudes se adquieren por imitación de modelos que provienen del modelo educativo tradicional y que han sido retomados en la actualidad con rigor científico y sistemático. Surgen de la influencia decisiva de las "identificaciones paterna y materna en el niño" (Freud), para la formación de las primeras actitudes infantiles. Posteriormente será el grupo de amigos el modelo determinante de su comportamiento y finalmente, será la sociedad en su conjunto el modelo conformador de las actitudes en la persona; es aquí donde la escuela interviene moldeando las actitudes deseables para la vida y el trabajo.
En lo referente al tercer método, la actuación, existen dos líneas básicas: la cantidad de puestas en acción de las actitudes y la calidad de las mismas. Sabemos ahora que las actitudes se generan por los actos de la persona y no se generan por un solo acto sino por muchos de ellos; de esa manera, los sujetos necesitan de una larga secuencia de actuaciones que arraiguen los hábitos y las actitudes, de forma tal que los vayan configurando.
Pero no es sólo la cantidad de acciones las que internalizan una actitud en el sujeto, sino también la calidad (en el diseño) de dichas acciones.
Como podemos observar, formar actitudes se ha convertido en la más alta meta del proceso educativo y es el resorte que nos impulsa a aprender todo lo demás; sin actitudes adecuadas, es prácticamente imposible lograr el éxito personal, escolar y profesional.
COMENTARIO
Buen día Rolando, te felicito por tu artículo, debo decirte que no leí el anterior que dices que también expresa ideas sobre el mismo tema. Te quiero comentar que existe una definición del diccionario RALE, donde entre otras, señala que la actitud es una disposición de ánimo. Atendiendo a ello es importante señalar que es como una forma de realizar ciertas acciones según la cual la persona esté habituada. Los hábitos son maneras constantes de actuar. Esa manera constante de actuar, habitual, definitivamente depende de los apetitos de la persona. El punto al que quiero llegar es que el fundamento de la actitud está en el querer (voluntad guiada por el intelecto). Precisamente por el apetito, por una manera constante de actuar. Buenos hábitos generan virtudes, malos hábitos generan vicios. La actitud está ligada al querer y al grado de convicción que la persona tiene sobre tal o cual fin. Aunque la motivación está íntimamente ligada a la actitud, depende esencialmente del querer y del conocimiento de los fines que persigues.
Por otro lado la conceptualización de las ideas, es por el reflejo de las cosas que se encuentran en la realidad que nos rodea, gracias a nuestra facultad racional, el definir algo es decir lo que es, y definición y concepto pueden tener una diferencia sólida desde la lógica. En la Ética, efectivamente, del concepto y fin del hombre podremos aterrizar su naturaleza e incluso sus apetitos primarios, sensibles e intelectuales.