Mis disculpas, pero por haber estado fuera del país me perdí el nuevo éxito de Santos Laguna (merecido, aunque haya sido contra mis amigos del Monterrey). Rinde frutos el trabajo intenso de la directiva y sobre todo algo poco común en nuestro país, el "saber esperar".
Creo que uno no forja a las instituciones, sino que las instituciones lo forjan a uno. En el mundo actual que vivimos, donde han surgido ciertas personas que explotan sicológica o materialmente a la mayoría de la gente (como ejemplo algunas financieras y bancos; ciertos líderes políticos) debemos reconocer que la medida justa del éxito radica en lograr resultados positivos para beneficio de un grupo de personas y no de una sola persona. Por eso, el deporte de equipos tiene seguidores, que como decía el Barón de Coubertin, iniciador del olimpismo puro, saben que el triunfo en sí no es lo importante sino lograr ese triunfo con limpieza y entrega total. Presiento que así piensan los laguneros.
Me consta que en las buenas y en las malas han sido siempre leales a los colores de su equipo. Además, nunca han caído en fanatismo loco como en otros sitios; ni han tratado de comprar simpatía del aficionado -el lector sabe de qué hablo. Este espíritu comunitario lo he vivido de cerca dos veces en el deporte estadounidense. Primero con los "Padres" de San Diego (1993-2001) ahora con los "Yankees" de Nueva York.
Sugerimos abrir una tienda de descuento en Tijuana, y un pequeño restaurante dentro del estadio: "Club de los Compadres" para atraer gente al estadio. Cada miembro del club pagaba una cuota mínima mensual de 5 dólares; a cambio: acceso a boletos de precio reducido en una zona especial del estadio; y los días de juego transporte gratuito en autobuses, ida y vuelta, desde oficinas del club en una plaza comercial de Tijuana. Hubo partidos en que circularon 10 autobuses por juego.
En Yankees, como asesor debo decir con honestidad que he aprendido más de lo que he podido enseñar. Me toca crear y vigilar el funcionamiento de sistemas operativos (O.S.M.). Son fanáticos del equipo residentes numerosos de origen mexicano y caribeño; además asisten a juegos visitantes extranjeros y de otros estados. Juntos, esto representa poco más del 25% del boletaje vendido anualmente.
Los juegos locales (mínimo 81) se transmiten en español e inglés, a través de una cadena propia de TV: "YES" (Yankees Entertainment System). 50% de la programación sirve para promover al equipo: juegos históricos, entrevistas a jugadores del pasado o presente; programa semanal del "manager", quien además da su comentario personal después de cada juego.
Se proyecta el calentamiento previo del equipo antes de cada juego en casa o de visita; y los jugadores dan entrevistas al final de cada partido. Lo que es más importante, es obligatorio que directivos y jugadores vayan hasta los asesores y desarrollen labor comunitaria: ayuda y visitas a minusválidos, hospitales, escuelas públicas, sociedades de beneficencia, entrenamiento de menores, etc. Podría escribir más, pero el espacio se termina.
En conclusión, no hay milagros en los resultados de un gran equipo profesional. La mercadotecnia busca identificación total con su localidad. No cuenta la "suerte", sólo planeación y mercadotecnia. No en balde, más de 3.7 millones de aficionados asisten al "Yankee Stadium" anualmente; casi un 40% de los juegos agotan el boletaje. Y como visitantes, ningún equipo de las Mayores atrae a tantos aficionados a otros estadios: casi 2.7 millones. Sin contar los juegos post temporada. ¿Suerte? No: planeación y relaciones públicas con la comunidad, de otra forma, los equipos profesionales estarían siempre "viviendo al día"…
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