Algunos amables lectores de esta columna me han preguntado cuál es realmente la distinción entre quienes practican los llamados "deportes amateur" y "profesional". Todos los diccionarios de cualquier lengua, definen al "amateur" como "una persona que se dedica a una actividad por el placer de desempeñarla y no por beneficio financiero". Y para remate viene una segunda definición: "un atleta que nunca ha competido por la paga o por un premio en dinero".
Me muero de risa viendo a los basquetbolistas profesionales de Estados Unidos compitiendo contra los supuestos "amateurs" de otras naciones. Vaya, algunas de esas competiciones olímpicas son una "ensalada" donde hay profesionales y amateurs -injusto caso de los campeonatos internacionales de FIFA, a la que hay que reconocer que por un tiempo separaba claramente a los profesionales de los amateurs en sus torneos mundiales y en los de los Juegos Olímpicos. Pero aún eso terminó desde hace varias décadas. El campeón olímpico de futbol en 1952 en Helsinki fue Hungría, que alineó al mismo equipo que sería subcampeón cuatro años más tarde en Suiza. Y todos los jugadores eran "oficiales militares" y recibían jugoso sueldo sólo por jugar futbol.
Así en Tokio 1964, el equipo mexicano de futbol era de puros profesionales (aún así no pudimos ganarle al equipo de aficionados de Irán) y nos eliminaron Rumania y la RD Alemana, cuyos jugadores eran "empleados de gobierno" que cobraban buen sueldo para competir como "amateurs".
Para mí un problema grande requiere decisiones drásticas: eliminar los torneo olímpicos entre equipos, donde siempre ha habido violaciones enormes a los principios del deporte amateur. Es risible ver voleibolistas, basquetbolistas, futbolistas, etcétera, superestrellas bien pagados en ligas profesionales; que además están protegidos por fondos de ahorro para vivir bien cuando se retiren; y mirar cómo derrotan a equipos débiles, de amateurs y uno que otro "atleta de estado". Es sin duda una confrontación injusta.
Recuerdo que hace un par de décadas, entrevisté al señor Killanin, cabeza del COI, quien estaba a punto de abandonar el puesto. Me dijo, "vamos a hacer cambios en el reglamento de los Juegos, no sé cuáles serán, y creo que no llegarán antes del 2010". Suena a burla pero creo que fue sincero.
Los cambios radicales de la política socioeconómica, sobre todo en Europa, terminaron con los "atletas de estado"; pero ahora han nacido "atletas de patrocinadores comerciales", imitando a naciones como los Estados Unidos, creando una situación peor, porque una vez que esos "ases del deporte" agotan sus facultades, quienes los patrocinan los dejan "en la calle y sin llavín" como dice el dicho.
El propio Pierre De Coubertin hizo declaraciones sensatas poco antes de morir. "Para mí, el deporte es como una religión. Pero !cuidado!, es infantil decir que sólo porque un deportista recibió dinero, eso lo hace profesional. Es como acusar de 'infiel' al sacerdote sólo porque recibe donativos en dinero para cuidar su iglesia".
Yo me pregunto, ¿por qué no definir al profesional como una persona que vive básicamente de la práctica del deporte y calificar como "amateurs" a todos los que no caigan dentro de esa definición? De inmediato encontraríamos que en el deporte, sobre todo el individual, como atletismo, natación, el tiro, etcétera, serían automáticamente "amateurs". Los que practican esos deportes, y sería aceptable que recibieran compensación en donde trabajan o estudian diariamente, únicamente para entrenar y competir. No así en deportes de ligas abiertamente profesionales como futbol, basquetbol, beisbol, etcétera, deportes donde es sencillo separar a los que sí podrían ser "olímpicos" de quienes por ser abiertamente "profesionales" no tendrían derecho a participar en los Juegos Olímpicos. Así la competencia sería justa.
Pero claro, como los Juegos se han convertido en un negocio 100%, habría oposición de los "patrocinadores comerciales", que perderían el interés por pagar derechos de transmisión televisiva, si no aparecen en las pantallas los ases profesionales del basquetbol, futbol, tenis, etcétera.
La solución siendo fácil no se atreverán a aplicarla los miembros del COI, quienes realmente no aman al deporte por el deporte mismo, sino que aman los JO por el exhibicionismo y, claro, el dinero que les deja a todos (incluyendo al COI, a los comités olímpicos locales y a los que manejan las distintas confederaciones deportivas en el mundo).
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