El olor a pies se debe, por una parte, a la producción de sudor y, por otra, al hecho de que el calzado o los calcetines no se ventilen lo suficiente, y mantengan las excreciones de las bacterias que se forman con el sudor. INGIMAGE
La causa principal del incómodo hedor que proviene de los pies es el sudor, de manera que el calzado no es un motivo a priori. Sin embargo, ese sudor no debería oler, puesto que solo consiste en agua y sal, pero si lo hace es porque cuando se acumula permite que las bacterias que tenemos de modo natural en la piel consuman el sudor y al excretar causen el hedor. Estas bacterias se enmarcan dentro del grupo llamado brevibacterium, y están también presentes en algunos quesos, como el Munster, Limburger o el Port du Salut.
Los pies son una de las zonas del cuerpo que más suda porque en cada uno tenemos aproximadamente 250,000 glándulas sudoríparas. Sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre en las manos, que también cuentan con una gran cantidad de glándulas sudoríparas, el sudor en los pies se encuentra comprimido por los calcetines y el calzado. En conclusión, el olor a pies se debe, por una parte, a la producción de sudor y, por otra, al hecho de que el calzado o los calcetines no se ventilen lo suficiente, y mantengan las excreciones de las bacterias que se forman con el sudor.
Por lo tanto, aquellas personas cuyos pies desprenden malos olores tendrán posiblemente un exceso de sudor. Un primer paso para mitigar este problema es no dejar crecer el vello en los pies, sobre todo en los dedos, porque es uno de los lugares en los que más bacterias se forman. Un apoyo también puede ser lavar los pies con jabones antibacterianos, dejar respirar el calzado durante al menos 24 horas y preferir zapatos a botas.
El segundo truco fundamental se encuentra en los calcetines. Si normalmente sentimos un desagradable olor a pies, es mejor cambiarlos varias veces al día. Además, se aconseja no usar prendas de nailon y de poliéster, y preferir los de algodón, o los de lana en las estaciones más frías y solo si no contribuyen a que los pies suden más. El poliéster y el nailon hacen que el pie transpire más, por lo que se intensifica el olor de cualquier sudor. Como los calcetines absorben esta transpiración, acaban oliendo mal y pueden transmitir el olor a los zapatos, igual que ocurriría si se usaran sin calcetines.
Por otro lado, usar productos externos, como algunos desodorantes, puede ser efectivo si el problema no es muy grave. En estos casos, el desodorante transpirante permitirá que el olor se expulse del mismo modo pero que se mezcle con el aroma, mientras que el antitranspirante lo hará taponando la expulsión de las glándulas que provocan el hedor.