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Con 15 años se fue de bracero 'al otro lado'

Recuerda. Pedro cuenta con un cajón donde guarda sus papeles de exbracero, fotografías viejas y objetos de cuando vivió en Estados Unidos,  esto lo hace para que 'no se pierda' lo que él hizo con el tiempo. Hoy sólo vive de la pensión que le otorga el Seguro Social.

Recuerda. Pedro cuenta con un cajón donde guarda sus papeles de exbracero, fotografías viejas y objetos de cuando vivió en Estados Unidos, esto lo hace para que 'no se pierda' lo que él hizo con el tiempo. Hoy sólo vive de la pensión que le otorga el Seguro Social.

ROBERTO ITURRIAGA

Pedro Plata se mantiene contemplando la entrada de su negocio de carbón mineral, a sus casi 80 años le vienen las memorias de cuando fue exbracero en Estados Unidos, cuando sólo tenía 15 años y no tenía dinero para desayunar.

Hoy su local funciona prácticamente como vivienda para él y su esposa, debido a las bajas ventas en los últimos años. El carbón mineral ya no puede ser vendido a las empresas fundidoras de la región, únicamente vive de la pensión que el Seguro Social le deposita de manera mensual.

"Escuché que el Presidente nos pidió perdón a los exbraceros, lo malo es que ni siquiera puedo ir a cobrar y lo único que me queda es esperar en este lugar… aquí vivo tranquilo pero la verdad con muchas necesidades", dice Pedro mientras se sostiene de su andador, a causa de una lesión, desde hace años no puede caminar sin apoyo.

El propio Pedro Plata se describe en el pasado como un joven con muchas ganas de trabajar, al ser originario de Parral, Chihuahua, siempre tuvo la inquietud de cruzar la frontera, situación que se concretó cuando se encontraba por cumplir los 15 años y decidió acompañar a un grupo de braceros mayores en un viaje a Ciudad Juárez.

A pesar de no contar con un solo papel logró simpatizar con los guardias del paso fronterizo, tampoco tenía dinero pero eventualmente logró unirse a varios trabajadores mexicanos que se dirigían a la pizca de algodón en un rancho de Nuevo México, ahí comenzaría su aventura como bracero a una corta edad.

 BUENOS RECUERDOS

"Honestamente nunca me trataron mal los patrones de Estados Unidos, me cuidaban mucho y hasta me daban de comer en sus propias mesas, creo que me ayudó mucho ser siempre amigable y tener muchas ganas de trabajar… allá conseguí novia y pude ganar dinero suficiente para regresar y poner mi negocio después", dice el hombre,x quien muestra algunas monedas y billetes de la época.

La mayoría de las jornadas laborales de quienes trabajaban en la pizca arrancaba a las 5 de la mañana y terminaban con el anochecer.

Se contaba con comedores dentro de los mismos ranchos e inclusive con dormitorios para quienes no tuvieran hogar, recuerda Pedro Plata.

La vida de los mexicanos en Estados Unidos no era muy diferente a la de otras minorías en la década de los años 50, los lugares de esparcimiento a veces eran exclusivos para los estadounidenses de piel blanca, hecho que fue tomado con humor por Pedro Plata.

Con 17 años y a punto de regresar a México decidió una noche salir a una cantina "exclusiva". A pesar de no hablar inglés decidió ignorar las advertencias raciales y divertirse por última ocasión.

"Había un letrero que decía: No dogs, no mexicans, no niggers; mi abuelo era español así que yo no parecía mexicano si no abría la boca, pues entré... ningún compañero me creyó después que había bailado mambo en esa cantina", dice sonriente el exbracero.

 PROBLEMÁTICA ACTUAL

Luego de terminar de recordar sus anécdotas, Pedro torna su semblante más serio y recuerda que su vida actual ya no es igual, ahora su pensión no alcanza para satisfacer las necesidades básicas de un hogar y sabe que es complicado acudir a pedir informes.

En su casa no hay teléfono ni Internet donde pueda comunicarse a las líneas que el Gobierno Federal ha proporcionado, se enteró de que los exbraceros se encontraban recibiendo sus pagos gracias a que todas las mañanas lee el periódico y aún conserva una vieja televisión.

"La esposa de uno de mis cinco hijos fue la que habló para preguntar de eso, yo tengo todos los papeles todavía y se supone que están en orden... lo malo es que todo es muy confuso y creo que cada vez tengo menos tiempo para el trámite".

Pedro Plata conserva estos papeles que comprueban su estancia y labor en el extranjero junto con otros documentos, fotografías y objetos de aquella década.

Los recuerdos, como él mismo dice, los guarda en un solo cajón "para que no se pierdan" con el tiempo y luego no se sepa nada.

Su esposa se acerca con pasos lentos desde el otro lado del negocio, esquivando algunos trozos de carbón mineral se dispone a cumplir con la hora de la comida, un ritual que realizan los dos adultos en soledad desde que sus hijos se fueron de la casa hace tiempo.

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Escrito en: ex braceros exbraceros

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