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Con licencia para pachequear

GENARO LOZANO

" The Dr. is In, Get Legal! Only 40 bucks! ¡El Doctor está en su oficina! Pase usted. ¡Consiga su permiso legal! (para fumar marihuana) ¡Sólo 40 dólares! A unos cuantos metros de la playa, en el célebre paseo pedestre del vecindario angelino de Venice, un grupo de jóvenes blancos y vestidos con batas verdes invita a los paseantes a hacerse una evaluación médica para poder fumar marihuana legalmente.

Entro por curiosidad al "consultorio" que está a la vista de todo mundo, ubicado entre un puesto de playeras de un "artista local" que utiliza el rostro de Marilyn Monroe para hacer sus estampados y un café que vende tortas cubanas y otros alimentos.

La recepcionista me pregunta ¿"quieres tu permiso legal"? Le pregunto que cuánto tiempo me tomaría, cuánto dinero cuesta y si puedo hacerlo aunque no sea residente legal del estado. Quince minutos, 40 dólares y sí, sin mayores problemas, me responde. Continúo con mis preguntas: ¿me tienen que hacer una evaluación médica?, ¿cuál dirección tengo que dar?, ¿el gobierno federal tendría acceso a esa información?, La evaluación es rápida, ¡el doctor está en su oficina! Cualquier dirección en California es válida. Todo es absolutamente confidencial, responde.

No fumo marihuana, pero la curiosidad me obliga a pedir la licencia. Afuera del establecimiento había leído un cartel enorme con un dibujo de una hoja de cannabis que contiene una lista de los padecimientos por los que se aprueba la licencia: Migrañas, insomnio, desórdenes alimenticios, ansiedad, depresión, dolor crónico, glaucoma, náusea, artritis, Sida, desorden de déficit de atención (incluida la modalidad hiperactiva), cáncer y otros.

De esa lista puedo decir que sufro o he sufrido de insomnio, ansiedad, depresión, dolor crónico (si el de muelas cuenta), náusea y el déficit de atención. Listo, tengo mis argumentos. Entro con el doctor, un hombre en sus cuarenta, con un saco de pana café -pese a que afuera hay más de 25 grados- que sólo me hace un par de preguntas sobre mis padecimientos y me pregunta qué alternativas médicas a la marihuana he usado. Le cuento que para el insomnio tomo melatonina, para la depresión uso Lexapro y para todo lo demás hierbas naturistas chinas. El doctor me pregunta si eso me ha ayudado, yo con mi mejor cara de sufrimiento le digo que no. Un minuto después, el doctor firma mi permiso legal sin decirme ni pío de los efectos de la marihuana y me pide que salga con la recepcionista.

Afuera ella me dice que ya tengo aprobado el permiso legal. Me pide una identificación con foto -¿me servirá la del gimnasio?- le doy mi licencia mexicana. La fotocopia y me indica que cuando vaya al dispensario (los lugares donde se obtiene la marihuana legal) les diga que mi identificación de California está en trámites, que eso es "todo lo que quieren oír".

Otra chica en bata verde llega por mí un segundo después. Me dice que tengo que acompañarla a pagar a su otro local, a unas cuantas cuadras. Durante el camino, la chica me dice que el permiso sólo será válido para el estado de California. Le pregunto si atienden a muchos "pacientes". Me dice que son cientos por día.

Llegamos a un local idéntico al anterior, sólo que un poco más grande. Espero en una sala de recepción a otra doctora. Entramos a otra sala y ella sólo me pregunta por cuánto tiempo quiero el permiso. 3 meses por 100 dólares; 1 año por 120. Hé aquí el truco. Me siento estafado como turista en la Costera acapulqueña. Le indico que sólo 3 meses. Me dice que no me conviene. Le digo que ya no quiero el permiso. Me da la licencia por 6 meses con descuento.

Unos 20 minutos después, salgo de ahí con un permiso inútil para fumar marihuana en California. Camino entre los paseantes pensando en todo el proceso. Llego a la famosa plaza de los adolescentes que andan en patineta. Me quedo embobado viéndolos un rato y tomándoles fotos. De repente, veo a un chico no mayor a 12 años con otro no mayor a 14. A plena vista, uno saca los restos de un cigarro de marihuana (la bacha, que le dicen), la prenden a unos metros de mí y de los turistas que observan a los patinetos. Me llega el tufo, tal y como me había llegado la noche anterior en el concierto de Madonna en el Staples Center de Los Angeles.

California legalizó el consumo médico de la marihuana con el "Acta del Uso Compasivo" o Propuesta 215 desde 1996. Hoy 35 de 50 estados tienen leyes de uso medicinal de la marihuana o alguna ley afirmativa que la permita. Hoy las encuestas revelan que casi un 80 por ciento de los estadounidenses está a favor del consumo médico de la cannabis y tal es la tendencia hacia el futuro, la legalización.

Pienso en el absurdo de la prohibición y la criminalización en Estados Unidos o pienso que en México la ley general de salud permite el consumo personal de marihuana hasta por 5 gramos en su artículo 479. Me pierdo entre la gente en Venice Beach. Camino y camino, tostándome bajo el sol y buscando a Julia Roberts, una de las famosas residentes de este rico vecindario californiano. No encuentro a la mujer bonita, pero me llevo mi recuerdo de Venice Beach.

Poltólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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