En abierto desafío al reclamo de equidad de la Confederación Patronal de la República Mexicana, la Confederación de Cámaras Industriales acaba de ratificar a dos de sus ex presidentes como integrantes del Consejo Técnico del Instituto Mexicano del Seguro Social, asumiendo el tercer asiento en su poder su nuevo dirigente.
Como usted sabe, la cuarta silla a que tiene derecho la representación empresarial en el órgano tripartita la ocupa la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio.
El sindicato patronal ha insistido en un reparto más equilibrado, al punto de plantear un amparo contra el presidente Felipe Calderón a quien el organismo le atribuye la responsabilidad del reparto. Éste se encuentra en proceso de resolución.
En su exposición de motivos la Coparmex habla de una consulta previa al secretario general del Instituto, Juan Moisés Calleja, sobre la fórmula por la que se le otorgó a la Concamin la mayoría de los asientos, cuya respuesta fue, justo, que la decisión correspondía al Presidente de la República.
Lo cierto es que el estatuto interno del IMSS habla de otorgar la representación a organismos de representación constituidos por ley, en este caso la Ley de las Cámaras Empresariales y sus Confederaciones, cuyo ámbito no alcanza al sindicato patronal.
Sin embargo, el escenario ha cambiado radicalmente en los últimos años al eliminarse, por una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia, la obligatoriedad de las empresas de pertenecer a una cámara.
La Coparmex, como usted sabe, es de representación voluntaria.
Bajo ese prisma logró que se le adjudicara un asiento en el Consejo Directivo del Instituto Nacional para la Vivienda de los Trabajadores y de pasadita, la facultad de nombrar, por una ocasión, al Director Sectorial Empresarial del organismo.
Y aunque el Consejo Coordinador Empresarial, al grito de la ropa sucia se lava en casa, ha intentado mediar el conflicto, la Concamin sigue montada en su macho.
Bajo su nueva directiva, uno de los asientos del órgano de decisión del Instituto se lo adjudicó su presidente, Francisco Javier Funtanet, desplazando al ex presidente del organismo, Ismael Plascencia.
En paralelo, se ratificó a los también ex dirigentes de la cúpula industrial Salomón Presburger y León Halkin, por más que ninguno de ellos había sobresalido por sus intervenciones o sus propuestas.
Naturalmente, el asunto podría quedar en una simple anécdota de patadas bajo la mesa, de no ser por la grave situación que enfrenta el organismo de seguridad social ante la indiferencia del gobierno y la pretensión de esconder los muertos de sus funcionarios.
Del tamaño de una sola de las lozas que lleva en la espalda el IMSS habla la pretensión, desnudada en una grabación que se hizo pública, de su director general, Daniel Karam, de cancelar el contrato colectivo de trabajo vía el despido de sus 360 mil trabajadores a quienes se contrataría posteriormente.
El borrón y cuenta nueva permitiría replantear el escenario para las jubilaciones y pensiones, es decir, aumentar la edad del retiro, incrementar las aportaciones de los trabajadores y, naturalmente, reducir el monto de las pensiones.
Desatado el escándalo, el funcionario dijo que la alternativa se había barajado cuando la situación del organismo era otra, es decir, no había ya materia para implantarla.
El caso es que el IMSS sigue arrastrando un faltante de reservas para atender las solicitudes de retiro de sus propios trabajadores cuya magnitud aterra: un billón 100 mil millones de pesos.
Y el caso es que durante el actual gobierno se intentó paliar los faltantes de recursos para atención médica del universo general de jubilados y pensionados con supuestos remanentes de otros fondos, que al final del día resultaron balines.
Y el caso es que aunque se habla de nuevos hospitales, el promedio de camas por cada mil derechohabientes es de 0.8, frente a las 5.6 de los países integrados al Organismo para la Cooperación y Desarrollo Económico.
Y el caso es que, pese a las encuestas cuchareadas que hablan de satisfacción de los usuarios, el Seguro Social sigue arrastrando un gran problema de abasto de medicinas. Lo que está en juego, pues, no es sólo si se le da un asiento a la Coparmex, sino si la representación empresarial ante el Consejo Técnico del organismo cumple a cabalidad su papel de proveedora de rutas de salida frente al inminente naufragio.
Nada más… y nada menos.
Sin haber librado aún la acusación de proteger y encubrir a las empresas Nestlé y Cotsco por vender un producto como leche sin reunir las características de ésta, el director general de Normas de la Secretaría de Economía, Christian Turégano Roldán, ya se metió en otro lío.
Hete aquí que en agosto pasado, en su carácter de secretario técnico de la Comisión Nacional de Normalización, Turégano validó la asistencia de varios funcionarios públicos que no tenían la jerarquía para votar el Suplemento del Programa Nacional de Normalización.
Estamos hablando de un documento rector para coordinar la estrategia de los organismos públicos y privados que emiten normas para garantizar la seguridad de los consumidores mexicanos.
Publicado el documento en el Diario Oficial, éste fue impugnado en base a la ilegalidad ante el órgano de control interno de la dependencia.
SI CHUCHA
Lanzado un SOS por parte de los industriales del calzado de Guanajuato por un incremento de 150% en las exportaciones chinas a partir del desmantelamiento de los aranceles o impuestos de ingreso al país, la Secretaría de Economía encontró una supuesta fórmula mágica para aplacar la euforia del país de la muralla.
Estamos hablando de firmar un acuerdo con éste que lo compromete a no comerciar el producto con "dumping", es decir, precio inferior al de su propio mercado.
Según ello, los chinos se obligan a cumplir las reglas para evitar la aplicación de una salvaguarda o cierre temporal de fronteras.
Se tragó, pues, la ingenuidad (¿o será candidez?) de los funcionarios de la dependencia el cuento chino.
DEFLACIÓN EN MARZO
De acuerdo con el Índice de Precios Metropolitano de Consultores Internacionales, durante marzo pasado el promedio de precios en la región registró un saldo negativo de 0.17%, pese a lo cual el monto anualizado alcanza 4.15%.
La paradoja del caso es que algunos productos tuvieron alzas inauditas en sus costos al público. Así, los colchones y colchonetas crecieron 23.97%; el transporte aéreo 23.89; el tomate rojo 17.46; la zanahoria 11.87, y los paquetes turísticos 9.81.
Del otro lado de la moneda descendió 40.89% el precio del tomate verde; 23.63 el de las calabacitas; 19.21 las tarifas de trámites para vehículos; 18.06 el de frutas como manzana y mango, y 10.58 el chile serrano y jalapeño.
