La Asamblea General de Naciones Unidas aprobó hoy una resolución que condena la violencia en Siria y que llama a todas las partes en el conflicto a que inicien un diálogo que conduzca a una transición política.
El texto –aprobado con 133 votos a favor, 12 en contra y 33 abstenciones– exigió asimismo a las autoridades sirias a que se abstengan de usar o transferir a agentes no estatales armas químicas o biológicas.
Gerard Araud, representante permanente de Francia ante la ONU y presidente en turno del Consejo de Seguridad, manifestó estar complacido por la abrumadora mayoría de países que apoyaron la resolución.
“Es un mensaje de la comunidad internacional de que el gobierno de Siria debe detener la violencia contra civiles, las violaciones de leyes humanitarios al atacar con artillería zonas civiles e iniciar un diálogo político”, declaró Araud.
El documento –a diferencia de las resoluciones del Consejo de Seguridad– no es legalmente vinculante y representa más bien un llamado con valor simbólico de la mayor parte de la comunidad internacional a terminar con la violencia en Siria.
“Las palabras no bastan. La comunidad internacional es responsable de actuar sin mayor dilación”, afirmó Nassir Abdulaziz Al-Nasser, presidente de la Asamblea General, al inicio de la larga votación de hoy.
La resolución fue aprobada un día después de que el enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, Kofi Annan, renunciara a su papel como mediador en Siria.
Su decisión fue vista como un fracaso del Consejo de Seguridad, que había apoyado de manera unánime su mandato, para detener un conflicto que en 17 meses ha causado la muerte de más de 17 mil personas y el desplazamiento de al menos dos millones.
Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, expresó que el conflicto en Siria es “una prueba para todo por lo que esta organización representa”.
“La responsabilidad principal de detener la violencia recae en aquellos que operan en el terreno, particularmente en el gobierno. Pero su negativa a abandonar las armas no nos absuelve al resto de nosotros de la necesidad de actuar”, dijo Ban.
Presentada por Arabia Saudita y con el patrocinio de 53 países, el documento condenó “el uso por parte de las autoridades sirias de armas pesadas, en particular los bombardeos indiscriminados con tanques y helicópteros, en centros de población”.
Criticó además las violaciones a los derechos humanos, así como todos los actos de violencia, “independientemente de quiénes los hayan cometido, incluidos los actos terroristas”.
El documento además instó a todas las partes a que pongan término a la violencia armada en todas sus formas, creando así un entorno que propicie una transición política dirigida por los sirios que satisfaga las aspiraciones del pueblo.
El texto exhortó además a las autoridades sirias a que permitan “el acceso inmediato, pleno, en condiciones de seguridad y sin trabas, del personal humanitario a todas las poblaciones que necesiten asistencia, en particular a los civiles”
Estados que se opusieron –como Venezuela y Cuba–consideraron que la resolución carecía de equilibrio, condenaba principalmente al gobierno y evitaba mencionar de manera más vehemente la violencia llevada a cabo por la oposición.
Bashar Jaafari, representante permanente de Siria ante la ONU, señaló que el documento representaba un mensaje de apoyo a los grupos terroristas que operaban en el país, cuya operación ha sido documentada en reportes de prensa.