Realidad. La Iglesia reconoce la situación de desventaja en la que viven las mujeres y la necesidad de hacer algo para cambiarla.
La discriminación a la mujer es alarmante en nuestro país y en nuestro estado ya que según datos oficiales la tasa de defunciones se duplicó tan sólo en el año 2009. Al referir lo anterior, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Durango, Enrique Sánchez Martínez, evidenció en su Episcopeo la preocupación de la Iglesia en este tema.
Refirió que la Cepal, en el informe 'Del dicho al hecho' señala que las autoridades, jueces incluidos, no aplican normas y el maltrato, el abuso y la discriminación no han retrocedido. Esta realidad convive con otra: en América Latina nueve mujeres han alcanzado la presidencia de su país. Además, el continente americano sigue siendo la región con mayores desigualdades y peligros para las mujeres. En el mejor de los casos, una de cada 10 mujeres sufre violencia física.
Consideró necesario prestar atención pastoral al papel de los hombres como maridos y padres, así como a la responsabilidad que comparten con sus esposas. Otras discriminaciones que enunció son el acoso sexual; las desigualdades en el trabajo, la política y la economía; la explotación publicitaria por los medios de comunicación social, que las tratan como objeto, o las dificultades de conciliar la vida laboral con las responsabilidades familiares, o con la maternidad. Algunos grupos de mujeres que padecen especial discriminación, añadió, son las esposas sin hijos, las viudas, las separadas, las divorciadas y las madres solteras.
Postura
Las mujeres viudas, divorciadas, separadas, madres solteras y las esposas sin hijos son las que padecen mayor discriminación.
Llamado
El Obispo Auxiliar de Durango consideró necesario poner atención pastoral en el papel de los hombres como padres y esposos.