El obispo auxiliar de la diócesis de Zamora (Michoacán), Jaime Calderón Calderón, confió en el diálogo con las autoridades como vía de solución al conflicto en curso en la comunidad de Nueva Jerusalén.
En entrevista con Notimex, recordó que el grupo enfrentado nada tiene que ver con la Iglesia católica, de la cual se desligó hace más de 40 años, por lo que los problemas entre sus miembros exceden el campo religioso y tiene, más bien, un carácter civil.
“Confiamos en que las autoridades podrán destrabar el conflicto, creo que existe buena voluntad para tratar los asuntos, es sólo cuestión que se concrete el acercamiento. En el campo civil es donde se deberían buscar las respuestas”, indicó.
En la actualidad, el gobierno del estado de Michoacán (occidente) intenta pacificar el conflicto entre dos facciones de la Nueva Jerusalén, comunidad religiosa fundada hace unas cuatro décadas por el exsacerdote católico Nabor Cárdenas Mejorada, conocido como “Papá Nabor”.
Cuando todavía pertenecía a la Iglesia, el clérigo no aceptó las reformas introducidas por el Concilio Vaticano II en 1965 y rompió con la institución católica creando un nuevo grupo bajo su mando.
Tras la muerte del fundador y diversas “videntes” de la comunidad, actualmente dos grupos se encuentran enfrentados. El 6 de julio pasado uno de ellos destruyó la escuela primaria local “Vicente Guerrero” y encendió nuevamente las tensiones entre los pobladores locales.
Al respecto, el obispo Calderón aseguró que la Iglesia no solo se deslinda de la Nueva Jerusalén, ya que muchos años atrás se dejó asentado que se trata de una organización que no tiene relación con el catolicismo.
Negó que este grupo haya podido proliferar por un descuido de parte de las autoridades católicas y recordó que, en su momento, los obispos dieron seguimiento al caso.
Aseguró que todos los sacerdotes deben vivir con coherencia sus valores, pero reconoció que existen situaciones en las cuales algunas personas desconocen no solo la doctrina sino también la jerarquía.
Según el prelado, grupos como la Nueva Jerusalén pueden desarrollarse porque las personas siempre tienen necesidad de encontrar respuesta a los anhelos más profundos de una vida interior.
“A eso se suman las necesidades personales de remediar los propios problemas de manera inmediata, esto puede provocar que las personas crean encontrar una solución rápida y fácil. Nosotros sabemos que la fe cristiana no es una solución fácil ni rápida, es una propuesta para la vida”, explicó.
“Cristo no solo nos viene a dar el trabajo o quitar la enfermedad, no creemos en una manifestación de Dios con hechos extraordinarios o prodigiosos sino todo lo contrario”, apuntó.
Insistió que la Iglesia propone una “buena nueva” y si los fieles no se centran en ella pueden tener los excesos o las deficiencias en su práctica religiosa.
“Lo que ahí tenemos es un no entendimiento del verdadero camino y, por lo tanto, un alejamiento de la recta vía”, sostuvo.