El formato fue confuso. Que si el candidato A y el C, que si después el D y el B. Que si había un límite de tiempo para cada intervención y otro para cada bloque con la suma de todas las intervenciones.
Tanto el moderador como los candidatos se equivocaron en distintas ocasiones, lo cual no sorprende; pero además se perdió una enormidad de tiempo en explicar la mecánica o en recordarles a los candidatos cuánto tiempo les quedaba en cada bloque. Además, la transmisión se congeló o se fue a negros repetidas veces.
Josefina llegó con la espada desenvainada. A Peña Nieto lo acusó de esconderse en el baño de la Ibero y de dedicarle su tesis a Arturo Montiel; a Andrés Manuel de que sus cifras no cuadraban, a Quadri (o Quadro, como lo llamó) de trabajar para una sola familia (la de la maestra Elba Esther). El presidente Calderón intervino en el debate vía twitter, al señalar que eliminar todos los cargos públicos de director hasta presidente ahorraría sólo 2 mil millones de pesos, mientras que reducirles el sueldo a la mitad a los mismos altos funcionarios implicaría mil millones, y no los 300 mil millones que afirmaba AMLO.
Como es común en los debates, los cuatro candidatos se autoproclamaron ganadores al final. Los asesores han convencido a los candidatos que mantener una actitud triunfalista es indispensable para influir en los ciudadanos, aun cuando se sufra una derrota. Por eso en los debates hoy tenemos solamente ganadores.
El estilo de Quadri, que sorprendió y generó respaldos en el primer debate, tuvo este domingo un menor impacto. Después de Josefina, fue quien más atacó. Además se dijo sorprendido de que los rivales no fijaban posiciones sobre los temas que él señalaba. La candidata del PAN, por su parte, dedicó alrededor de la mitad de su tiempo a criticar a sus rivales. Peña Nieto y López Obrador buscaron dejar de lado los ataques y se concentraron en ofrecer propuestas.
¿Quién ganó realmente? Quienes querían ver a una Josefina agresiva se sintieron reivindicados y a ella le dieron el triunfo. Tanto un panel de expertos como un grupo de suscriptores del periódico Reforma le dieron la victoria a la panista. Mucha gente me ha expresado, sin embargo, su rechazo a una candidata que se dedica más tiempo a golpear que a hacer propuestas.
López Obrador mantuvo la estrategia de haz el amor y no la guerra, pero cualquiera le hubiera servido frente a sus seguidores, que me da la impresión son los más convencidos y comprometidos de todos. Enrique Peña Nieto salió a no perder terreno y, hasta donde pude ver, cumplió con su cometido a secas.
Las encuestas que se den a conocer en los próximos días nos dirán si este segundo debate ha generado cambios en las preferencias de voto. Los millones de spots que inundan las emisiones de radio y televisión no parecen haber tenido hasta ahora un impacto significativo en los ciudadanos. Tampoco lo han logrado los anuncios espectaculares, que han concentrado el dinero que los partidos y candidatos se ahorraron en los anuncios de medios electrónicos. El debate de este 10 de junio parecería haber sido la última oportunidad para lograr un cambio importante en las tendencias electorales.
Aunque, quizá, quede una oportunidad más: el debate del #Yosoy 132 que se llevará a cabo el 19 de junio. Peña Nieto ha decidido no participar y es lógico, ya que es un movimiento dirigido en su contra. Pero recordemos que la ausencia de López Obrador del primer debate de 2006 le hizo al final un daño importante.
BIEBER
El concierto de Justin Bieber en la ciudad de México parece tener un propósito electoral. No es el triunfo en el Distrito Federal el que busca Marcelo Ebrard, ya que Miguel Ángel Mancera tiene una cómoda ventaja. El objetivo parece ser el proceso federal. Por lo pronto ya el concierto logró que se levante el plantón de los maestros, aunque sea unos cuantos días.
Twitter: @sergiosarmient4
