Sin determinación. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza decidió tomar ‘un receso’ en el caso Paraguay.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) optó ayer por prolongar la adopción de acciones para responder a la destitución del presidente de Paraguay, Fernando Lugo.
Al término de una reunión extraordinaria del consejo permanente, la mayoría de los países acordó esperar al análisis por parte de sus gobiernos de un informe presentado por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, antes de proponer y adoptar medidas.
Ese consenso dejó de lado la insistencia de varios países del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para convocar a una reunión extraordinaria de cancilleres para discutir el tema, aunque el propio Insulza se dijo abierto a tal convocatoria. "No es malo que haya una reunión de cancilleres", dijo a periodistas al término de la reunión de casi dos doras en la que presentó su informe sobre la visita de tres días que realizó a Paraguay, del 1 al 3 de julio, al frente de una misión de varios embajadores.
Insulza dejó en claro su oposición a la suspensión de Paraguay de la OEA, como lo demandaron algunos países que citaron el caso de Honduras en 2009, y cuyas similitudes fueron rechazadas por el directivo.
"La suspensión conllevaría altas implicaciones económicas para el país dado el impacto directo de la decisión de otras instituciones del sistema interamericano", indicó Insulza a los embajadores.
Una suspensión de Paraguay daría como resultado la detención inmediata en el desembolso o la aprobación de créditos por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como sucedió en el caso de Honduras."Más que impulsar sanciones deberíamos unirnos en torno a un enfoque que privilegie el apoyo de la organización para la realización de diálogos con visión de mediano y largo plazos y que involucre a los actores políticos paraguayos en la superación de la situación actual", dijo.