En mi infancia y adolescencia los periodos vacacionales se llenaban de jornadas de futbolito, regalo navideño de mis padres compartido con mi hermano Rubén Darío, y que tenía como visitantes a mi primo Gustavo y a mis entrañables amigos Miguelón y Juan Carlos.
Era un campo multifacético de sueños, que bien podía tomar la personalidad del viejo y querido San Isidro, Azteca, Maracaná, Wembley, Bernabéu o Nou Camp. En él jugaban las grandes figuras del momento y por una fuerte carga de parcialidad emotiva eran incluidos algunos de nuestros jugadores locales favoritos ya en el Laguna, en la Selección Nacional o en algún equipo o selección a nuestro antojo, y venía lo inconmensurable el ver coronado a nuestro querido Laguna o a nuestra Selección Nacional ante las escuadras más poderosas del orbe y en cualquiera de los escenarios arriba mencionados posterior a apasionados encuentros que llegaban a romper por momentos la armonía de nuestro parentesco o profunda amistad, todo solucionado con el refresco compartido.
El tiempo pasa y te olvidas de este tipo de juegos para ser parte de ellos, hoy día soy testigo activo y presencial de la coronación de nuestro equipo local, llamado merecidamente el Coloso del Norte, he visto coronarse campeón del mundo sub 17 a nuestra Selección y ahora llega a cumplirse un sueño, ver a nuestro representativo nacional obtener la medalla de oro como campeón olímpico.
Llegó el sábado y con él la alegría y orgullo de ver a amigos muy queridos incluidos por méritos propios en nuestra Selección, los que sin duda alguna creo que en algún momento de su vida de igual forma soñaron con este momento, gente honesta, cabal y de trabajo como Luis Fernando, Yayo y Oribe nos regalan con este grandísimo e importante logro, seguro que igual que un servidor tuvieron este sueño que hoy se cumple; Luis Fernando jugando con Alfredo y Paco, Yayo con Chepo y Néstor y Oribe en su campo de sueños de La Partida. Todos ellos reciben justo premio a su esfuerzo, respondiendo con hechos a las más duras críticas y además en contraste regalándonos con esta inmensa satisfacción.
Que la humildad, disciplina, espíritu de lucha y colaboración del trabajo de equipo de nuestra Selección permee hacia todos los ámbitos, no sólo en lo deportivo, para beneficio de una nación noble, estoica y luchadora que requiere de llamas de esperanza para enderezar el rumbo.
De igual forma sueños de calles de almíbar para nuestros aspirantes a novilleros, ayer Gerardo Solís y Jesús Niño representaron dignamente a la Academia del Coliseo Centenario en el primer festejo del serial del Encuentro Nacional de Escuelas y Academias Taurinas. ¡Hasta la próxima!
dr_jorgemgalvanz@hotmail.com
