Con gran éxito llegó a su fin el serial Nacional de Escuelas y Academias Taurinas efectuado en el Coliseo Centenario; con gran voluntad el matador Arturo Gilio abrió las puertas del magno escenario para que los aficionados asistieran gratuitamente observando grupos de familias, jóvenes y añejos aficionados que poblaron con muy buena entrada los tendidos y que como se dice en el argot taurino salieron toreando ya que toros y toreros correspondieron a las expectativas que levantó el cartel de triunfadores, con una tarde que presagiaba triunfo desde el gran ambiente que se vivió en los pasillos.
Inició la inolvidable tarde con Paco Ortiz, con faena variada y completa, con detalles muy toreros, llenos de la alegría propia de la juventud y que le permiten conectar con los tendidos, faena que culminó con estocada desprendida en buen sitio, suficiente para llevarse una oreja. Vendría en segundo turno Abraham Marín, dueño de un valor sereno, y con gran entrega nos regaló con una bonita faena invitando a sus compañeros de la Academia Taurina del Coliseo Centenario, Paco Ortiz y Gerardo Solís, a cubrir un brillante tercio de banderillas, posteriormente inicia su faena de muleta con tandas de sentidos naturales y derechazos, culmina con estocada de efectos tardíos, llevándose dos orejas.
El triunfo fue para el moreliano Antonio Mendoza, que a su corta edad ya debutó como novillero y que en su pasada presentación dentro del Serial había dejado constancia de su toreo de gran calidad, hecho que refrendó con una muy buena faena de muleta con una tanda superior de muletazos coronada con gran estocada que hizo rodar al noble burel, siendo premiado inicialmente con dos orejas, con leve petición del juez de plaza que otorgó el rabo del cornúpeta.
Cerró plaza Gerardo Solís que salió al ruedo hecho un jabato, en busca del triunfo, colgándose prácticamente de los pitones en búsqueda del triunfo, con faena llena de dramatismo, entrega y no exenta de muy buenos detalles taurinos incluido un tercio de banderillas con un segundo par de gran calidad, cerrando con la pañosa con pases de gran factura ante un noble y bravo burel de la ganadería de Arturo Gilio, al que en un momento de la lidia se pidió el indulto por un pequeño grupo de aficionados, rueda con tres cuartos de estocada en muy buen sitio para que sean otorgadas dos orejas con fuerte petición de rabo que desestimó el Sr. Juez.
Como estímulo por parte del patronato de la Academia y la Cultura Taurina del Coliseo Centenario se acordó regalar un precioso terno en marino y oro al mejor exponente de la Academia dentro del serial, correspondiendo el honor a Gerardo Solís. En otro de los logros, Abraham Marín estará en los carteles de las novilladas de la plaza capitalina de Don Chucho Arroyo. ¡Enhorabuena para todos los jóvenes, a su maestro Rafael Cortés y demás organizadores!
¡Hasta la próxima!
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