La dificultad de todas las empresas para determinar su futuro, estriba en los altos niveles de incertidumbre y riesgo. Las condiciones bajo las cuales se toman las decisiones en una organización, reflejan las fuerzas del entorno que están fuera de nuestro control, pero que pueden influir a futuro en los resultados de esas decisiones. Estas fuerzas pueden ir desde nuevas tecnologías o la presencia de nuevos competidores en un mercado hasta nuevas leyes o disturbios políticos y sociales. Se debe tener la habilidad para percibir de antemano estos hechos ya que algunos dan pocas señales y pueden ocurrir hasta años después.
Pero, ¿Qué pasa si no es posible atacar estos hechos adecuadamente antes de que se presenten para poder lograr un resultado predeterminado en las empresas, sobre todo en las pequeñas y medianas, que son más vulnerables? Hoy, los líderes corporativos enfrentan inciertos, complejos y confusos, la rápida tendencia al cambio continúa acelerándose y las transformaciones fundamentales de la economía global, apenas empiezan. Las variables que marcan la frontera entre el éxito y el fracaso son muy numerosas y ello hace prácticamente imposible predecir, con cierto grado de confianza, a qué mercados puede una empresa enfocarse o cómo puede estructurarse para permanecer en el mercado. Por otra parte, el ambiente económico es rico en oportunidades de negocio que, a su vez, presentan un incremento sustancial en riesgos.
Las estrategias que hoy funcionan, son aquellas que se alinean al comportamiento del entorno y que son suficientemente flexibles para adaptarse a los cambios constantes y a las condiciones internas y externas.
¿De qué manera puede una empresa definir una estrategia para enfrentar un probable cambio en su entorno que implica una incertidumbre importante? La respuesta no es fácil, no existen hechos certeros sobre el futuro, sólo suposiciones y opiniones. Pero si hacemos un esfuerzo serio por imaginar escenarios futuros, ello es un serio esfuerzo para generar estrategias, muchísimo mayor que solamente esperar a que las cosas sucedan para enfrentarnos a ellas sin tener un buen plan de acción.
Por ejemplo, algo que probablemente no está muy lejos de suceder en México: un cambio importante en el entorno político en las elecciones presidenciales de este año. La alternancia en el gobierno, una variación muy importante de ideología política, social y económica.
Si se presenta tal situación, ello implica una importante pregunta: ¿Qué cambios serían los más probables? Cómo debemos prepararnos para afrontarlos en nuestra empresa para mantenernos sólidos hacia el futuro?
Si suponemos que la alternativa se dará, esta suposición en sí ya representa un escenario que involucra incertidumbre. La incertidumbre estará presente creando mayores dosis de ansiedad el día previo a las elecciones por la duda de cuál partido ganará. ¿Qué podemos y y qué debemos hacer? Crear escenarios que puedan servir de herramienta para la planeación y que muestren las hipótesis más probables de suceder y que permitan establecer planeas de acción empresarial pertinentes.
El uso de escenarios para comprender y prever la incertidumbre de la forma más completa y realista posible, es una acción de planeación muy importante. Al analizar escenarios múltiples, la empresa explora sistemáticamente las posibles consecuencias de la incertidumbre para decidir acciones en caso de que se presente un cambio dramático. No es fácil, pero si muy necesario.
En este ejemplo estamos analizando factores macroeconómicos y políticos de esta incertidumbre, y no precisamente factores que afectan directamente a las variables propias y directas de una industria o negocio. Estratégicamente hablando, un escenario es una visión acerca del futuro frente a un cambio determinado.
La formulación de una estrategia supone enfrentarnos a varios dilemas: no hay hechos, sólo opiniones y suposiciones; los pronósticos no son muy confiables; la extrapolación -suponer en base a hechos reales- es engañosa; la dinámica del cambio, más que excepción, es hoy una regla.
Frente a esta realidad, ¿Cómo es posible que se pueda planear con posibilidades de éxito? Se puede hacer desarrollando matrices estratégicas. En primer lugar, se puede comenzar desarrollando parejas de escenarios: uno optimista y el otro pesimista. Adicionalmente se debe considerar un escenario intermedio.
En el ejemplo mencionado, las estrategias se pueden calibrar mejor si se analiza el plan de gobierno de los candidatos. Conocer la visión y el plan de país representa una visión enriquecedora para el ejercicio de escenarios y estrategias de negocios. Lo que es seguro es que el escenario de negocios cambiará, independientemente del candidato ganador. El país requiere un cambio dramático y urgente.
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