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CONTEXTO LAGUNERO

Juan Manuel González

CASADOS, PROFESIONISTAS Y TRABAJANDO AMBOS

Hoy más que nunca es importante saber cómo lograr el balance entre matrimonio y carrera. Las tendencias sociales en los Estados Unidos por lo general se reflejan en México tarde o temprano, entre los norteamericanos, de 1996 a 2006 el incremento de las parejas que trabajan fue del 31%. Hoy, el 47.5% de todas las parejas norteamericanas son parejas que trabajan. Por otra parte, en Canadá el porcentaje de familias de marido y mujer que trabajan es del 70% y en el Reino Unido es de 66%.

El hecho de que los dos miembros de la pareja trabajen representa ciertas ventajas: ambos tienen intereses comunes, comparten objetivos, metas y sueños, el hecho de contar con un empleo les da autoestima, en el caso de la mujer se pueden desarrollar roles distintos a los tradicionales, se pueden lograr mejores oportunidades económicas para los hijos, la posibilidad de un estilo de vida mejor y de una mejor experiencia de vida.

Se reconoce, sin embargo, que muchos de estos matrimonios fallan por razones relacionadas con el trabajo. De este hecho se desprenden las siguientes preguntas: ¿Qué significa el balance entre la vida familiar y el trabajo? y ¿cómo pueden hacerle las parejas que trabajan para que sus roles personales y de trabajo se puedan desarrollar en armonía?

La situación se complica cuando uno de los dos que trabajan lo tiene que hacer en otra ciudad o cuando uno de ellos o ambos tienen que viajar como parte de su trabajo. Aquí el problema se agudiza al intentar compaginar las agendas de ambos para manejar los aspectos familiares, sobre todo, lo relacionado con el cuidado y la atención de los hijos y la interacción con familiares y amigos.

Las parejas que trabajan se enfrentan a más presiones: tanto él como ella tienen que cumplir con su trabajo, compartir y organizar las responsabilidades para con los hijos y con las actividades propias del hogar; con suma frecuencia llegan tan cansados, que el tiempo y las ganas ya no alcanzan ni para su propia relación y a veces ni para ellos mismos en lo particular.

Todo lo anterior se refleja en irritabilidad, impaciencia, pérdida del sentido del humor, baja tolerancia a la frustración, dificultad para dormir, mayor consumo de alcohol, de alimentos o de ambos, disminución de las relaciones sexuales y vivir agobiados y atormentados por la falta de tiempo para disfrutar la vida.

Un problema que se presenta con frecuencia en las parejas que trabajan lo ocasionan las expectativas que ambos tienen y que ni siquiera se comentan entre ellos. El primer paso para conducir con éxito un matrimonio en armonía y al mismo tiempo una rutina de trabajo consiste precisamente en saber manejar las expectativas, desde las relacionadas con las actividades del día con día, hasta la forma de trabajar de cada uno. A veces se requiere que haya llamadas telefónicas, mensajes de texto amables o correos electrónicos entre ambos durante las actividades en el trabajo o en otras ocasiones es necesario pasar tiempo juntos para compartir en la tarde-noche. Se deben comentar entre ambos sus propias expectativas respecto a temas como viajes, tiempo para comer juntos, el cuidado de los hijos y la administración del dinero.

Una persona dedica por lo menos 8 horas diarias a su trabajo y en el caso de los profesionistas, el promedio normalmente es mayor que eso. En el trabajo uno se hace cargo de programar juntas y asistir a ellas, hay comidas o desayunos de trabajo, juntas de consejo, etc. El punto es cuánta de esa programación de actividades le dedicamos a la pareja y en ello debemos poner el mismo empeño que en el trabajo. La relación de pareja sufre y se debilita si no le dedicamos a la contraparte por lo menos la misma atención que le ponemos a los negocios.

En las parejas que trabajan a menudo alguno de ellos se toma tiempo de fines de semana o de las noches para trabajar en algo que urge en la oficina. Muchos profesionistas, hombres y mujeres, caen en el hábito de dejar de dedicarle tiempo a la familia en casa para trabajar "un poco más". Así como se dedica tiempo propio de la familia y la pareja para "trabajar un poco más", lo mismo debería de suceder en el trabajo: de vez en cuando salir un poco antes de la hora de comida, para dedicarle tiempo a la pareja comiendo juntos o salir temprano de la oficina para acompañar a la pareja a algún evento.

Debemos ser espontáneos y flexibles con nuestros compromisos en el trabajo y asegurarnos de no cancelar constantemente los compromisos con la pareja por cumplir con los del trabajo. En el balance entre la vida de trabajo y la vida familiar no hay una solución universal para todas las parejas, las parejas deben platicar con honestidad y con apertura sus puntos de vista para conciliar sus ambiciones profesionales, sus roles en la familia y asegurarse que ninguno de los dos y ninguno de los miembros de la familia está haciendo todos los sacrificios.

En este mundo, hoy dominado por los correos electrónicos, los smartphones y los horarios flexibles, los muros entre el trabajo y la vida familiar se están cayendo, para muchos de nosotros, nuestro matrimonio y carrera representan dos de las partes más importantes de nuestra vida, hacer que ambas funcionen armónicamente en paralelo tiene la más alta prioridad.

jmgzzc@gmail.com

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