Según la Organización Mundial de la Salud,la salud mental puede definirse como "el estado de bienestar que permite a los individuos realizar sus habilidades, afrontar el estrés normal de la vida, trabajar de manera productiva y fructífera, y hacer una contribución significativa a sus comunidades".
De acuerdo con el órgano informativo del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, "las enfermedades mentales son desórdenes en el cerebro que alteran la manera de pensar y de sentir de la persona afectada, al igual que su estado de ánimo y su habilidad de relacionarse e identificarse con otros. Son causadas por desórdenes químicos en el cerebro, las cuales pueden afectar a personas de cualquier edad, raza, religión o situación económica".
El riesgo de sufrir enfermedades mentales se incrementa en ciertos grupos, entre otros, aquellos que viven en pobreza extrema, los desempleados, las víctimas de violencia, los migrantes y refugiados, los indígenas, las mujeres, hombres, niños y ancianos maltratados o abandonados; personas con discapacidad.
Los trastornos mentales no se presentan de igual manera ni en la misma magnitud entre mujeres y hombres, y se espera que la prevalencia aumente debido al incremento de factores de riesgo, como los antes mencionados.
La violencia de género es un factor de riesgo para sufrir trastornos mentales. Las mujeres son las principales víctimas de violencia y quienes la han sufrido presentan mayor incidencia de depresión, actos autodestructivos e intentos de suicidio.
Estos síntomas se agravan cuando las mujeres se ven impedidas de revelar su situación, se duda de su credibilidad, no se atienden sus necesidades de seguridad personal, deben enfrentar solas al agresor y no existe un sistema de reparación del daño.
La probabilidad de que la mujer sufra depresión aumenta si es casada, si tiene entre 25 y 40 años y si se dedica a labores del hogar. Es menos frecuente en personas con pocas tensiones conyugales, autosuficientes económicamente y que cuentan con importantes redes sociales.
Se relacionan con factores orgánicos como la hipoglucemia, los cambios postparto y la menopausia, la ansiedad está frecuentemente asociada con la depresión, especialmente en personas: Que viven condiciones de inseguridad; Que viven bajo presión o temor constante; Que han vivido violencia o violación, y /o condiciones laborales negativas.
En México, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño 2002-2003 (ENED 2002-2003), en un periodo anual previo a la entrevista, 5.8% de las mujeres y 2.5 de los hombres de 8 años y más sufrieron alguna sintomatología relacionada con la depresión.
En nuestras manos esta prevenir la violencia de género para evitar problemas de salud mental en las mujeres como depresión y adicciones.