La Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, y tiene por objeto ejercer como catalizador del creciente movimiento mundial contra el trabajo infantil, éste se define como niñas y niños de 5 a 17 años que durante el periodo de referencia realizaron alguna actividad económica.
Según precisan las convenciones de la OTI, el trabajo infantil y sus peores formas dañan la salud de niñas y niños, ponen en peligro su educación y conducen a una mayor explotación y abusos. Sin embargo, la UNICEF no pone reparo a que niñas o niños trabajen en sus casas, en las granjas o negocios familiares, siempre y cuando ese trabajo no las y los ponga en peligro, ni impida que vayan a la escuela y tengan tiempo para jugar.
En la actualidad, cerca de 215 millones de niñas y niños trabajan en el mundo, muchos a tiempo completo. No van a la escuela y no tienen tiempo para jugar. Muchos no reciben alimentación ni cuidados apropiados.
Mientras que en México, 14.3 millones de niños y 13.9 millones de niñas de 5 a 17 años habitan el territorio nacional y de ellos realizaron actividades económicas el 14.1% de los niños (2.02 millones) y el 7.2% de las niñas (casi 1 millón). Estos porcentajes se incrementan conforme avanza la edad: 10.1% de niños y 5.2% de niñas de entre 10 y 13 años realizan alguna actividad económica, y también lo hacen el 32.1% de los niños y el 15.7% de las niñas de entre 14 y 17 años.
Además, en 16 de cada 100 hogares con niños y niñas de 5 a 17 años, hay al menos un niño o niña que realiza alguna actividad económica, y lo más lamentable es que el 61.3% de los niños que realizan quehaceres domésticos, contra 73.6% de las niñas, de ellos, 832 mil niños (9.5%) y 1.2 millones de niñas (11.5%) no asisten a la escuela.
Es preciso adoptar una perspectiva de derechos humanos para entender mejor el problema, ya que se centra en la discriminación y la exclusión como factores que contribuyen al mismo. Los grupos vulnerables en relación con el trabajo infantil suelen ser lo que sufren discriminación y la exclusión: las niñas, las minorías étnicas y los pueblos indígenas, los discapacitados, las personas desplazadas y las que viven en zonas apartadas.
En 2002, el período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor de la infancia aprobó un enfoque de integración que incorporaba el trabajo infantil al programa de desarrollo. Lo que implicaba la necesidad de establecer un nuevo objetivo para el movimiento mundial de lucha contra el trabajo infantil.
En el plan de acción se propone que la OIT y sus Estados Miembros sigan procurando lograr el objetivo de la eliminación efectiva del trabajo infantil comprometiéndose a eliminar todas las peores formas de trabajo infantil para 2016.
En los próximos años el desafío consistirá en que la OIT trabaje de manera más centrada y estratégica para actuar como catalizador de una alianza mundial revitalizada en apoyo de la acción nacional encaminada a abolir el trabajo infantil. Esta transformación del enfoque con respecto al liderazgo mundial permitirá garantizar que la OIT contribuya de manera más eficaz a relegar el trabajo infantil a la historia.
